¿Qué es el consumo? Es casi el 80% del Producto Bruto Interno. Con una economía que proyecta caer el 2,4 % en 2018 luego de venir creciendo al 3 % en el primer trimestre de este año, el consumo se deteriorará en el orden del 3,5% de acuerdo a las proyecciones que realizamos a través de Focus Market vía scanntech.
Si tuviésemos que sacarle una radiografía al consumo, deberíamos desdoblar el cuerpo de la placa en dos: 1- Consumo Público: adquisición de insumos y materias primas por parte del Estado con fuerte caída en el último trimestre. 2- Consumo Privado: gasto de empresas y hogares también a la baja.
Si ponemos la lupa en hogares, vemos que el consumo masivo muestra una caída en lo que va del año del 2,1%. Los rubros que más caen son cuidado del hogar y auto –6,5 %, cuidado oral –7,5 %, lácteos –6,9 %. Los que menos caen son canasta básica -1,6 %, bebidas sin alcohol -1,5 % y merienda-desayuno -2,7 %. Los que incluso crecen son bebidas con alcohol +2,4 %, productos frescos +4,8% y congelados +4,1 %.
Mientras una familia tipo para superar el umbral de la pobreza de acuerdo al INDEC debe superar los $20.134 en el mes de julio, la inflación en los meses de agosto y setiembre ya los va a dejar en la pobreza con al menos $2.000 más de ingreso. El problema es cómo conseguir los $2.000 extra de ingresos con paritarias ancladas para los trabajadores, sin paritarias para los trabajadores informales y sin nada para los desempleados.
Este inconveniente se da en un escenario en el cual los precios han tomado una dinámica donde el freno, que podría ser la recesión y caída de la demanda minorista, no encuentra un gran interlocutor en los precios mayoristas que reciben de pleno los efectos de la corrida cambiaria.
La devaluación del peso frente al dólar en la Argentina genera un traspaso a precios promedio del 30%. Con una devaluación del 100% en lo que va del año, aún queda mucho camino por recorrer para erosionar el poder adquisitivo del consumidor con paritarias de 15% e inflación de 34% en la interanual con una revisión promedio en paritaria de 25%. Pero ahora, la inflación proyectada llegaría al 42% en diciembre.
Si en una carrera frente a la inflación la liebre son los precios y la tortuga los salarios, al final del recorrido veremos que la segunda pierde oxígeno para incluso poder llegar a la meta. El inconveniente es que la máscara de oxígeno de los salarios en contexto de pérdida de poder adquisitivo tampoco le puede echar mano a la “billetera plástica” como son las tarjetas de crédito. Con un costo financiero total que asciende al 120 %, financiar el resumen mínimo de tarjeta se vuelve inviable y tentarse a poner la tarjeta en el posnet con tasa efectiva anual que supera el 80% anual en el mejor de los casos no es la mejor opción.
Sin embargo la tasa de interés del 60% regirá como un calendario anticipado de navidad por disposición del BCRA hasta diciembre de 2018. El interés, se ve, está puesto en que los pesos no vayan al dólar y no en financiar inversión y consumo.
El consumidor argentino ya no corre frente el “peso” sino que corre frente al “precio”. En la Argentina el mercado del dólar lo mueven un millón trescientos mil personas. El precio en góndola les cae como “plomo” a los cuarenta y cuatro millones de argentinos. La estrategia de ganarle a la inflación es cobrar y comprar pero utilizando el embrague y los cambios al subirnos al auto de las compras. No solo suben los precios de los bienes sino que se vienen aumentos de tarifas. Si anticipamos mucho gasto en adelantar la compra de bienes, a salarios constante el problema es que en algunos casos nos costará pagar servicios.
El gasto racional no es una opción de los argentinos sino la “regla”. Con una macro en “rojo”, una “micro” en el bolsillo del mismo color no es la regla. Es la “ley”.
Por Damián Di Pace, analista económico. Autor del libro Economía Pyme. Pensar en grande siendo pequeños.