Desde el 2007, algunos fabricantes comenzaron antes, la Argentina trabaja en forma coordinada -empresas, instituciones y Estado- para exportar maquinaria agrícola a Sudáfrica, la puerta de entrada a un continente que necesita más tecnología para desarrollar su agricultura.
Los resultados son interesantes. “En 10 años se vendieron más de 180 sembradoras, 160 embolsadoras, más de 100 cabezales maiceros y 150 girasoleros e igual cantidad de tolvas. También una gran cantidad de semillas, inoculantes y agropartes, que se pueden ver en muchas máquinas sudafricanas”, destacó Mario Bragachini, referente en maquinaria agrícola del INTA, en un artículo técnico.
Los fabricantes, asesores e ingenieros argentinos llegaron con el pizarrón y el power point debajo del brazo para explicarles a los productores sudáfricanos -la mayoría son “boers”, descendientes de holandeses- las ventajas del paradigma de la siembra directa y de la tecnología para almacenar granos en silobolsas.
Es que sabían que la “directa”, que aprovecha mejor cada milímetro de agua, tenía una enorme oportunidad en las regiones agrícolas de un país en el que llueve poco.
Un punto clave, era demostrarles que la siembra directa era competitiva en este ambiente. Se logró a partir de un convenio con la cooperativa Grain, que organiza la Nampo en Bothaville (la exposición agroindustrial más importante del continente africano).
El ingeniero Juan Pablo Velez, también del INTA Manfredi, destacó que los ensayos que se realizaron -en el marco de este acuerdo- confirmaron que con el paquete tecnológico argentino se aumentaba un 30% el rendimiento el maíz y un 15% el de la soja, en comparación con el sistema de labranza que históricamente venían utilizando los boers.
También se consiguió una reducción del 25% en los costos productivos, una mayor protección del suelo y una utilización más eficiente de cada gota de agua.
Estos datos, en conjunto con el trabajo hormiga de cada fabricante y el importador con los productores sudafricanos, fue la base para aumentar en forma progresiva las exportaciones de sembradoras, cabezales maiceros y girasoleros, embolsadoras, extractoras, bolsas para almacenamiento de granos, fertilizadoras, estercoleras, tolvas, pulverizadoras de arrastre y autopropulsadas, entre otros fierros.
“Además se lograron considerables trabajos y convenios con países africanos como Botsuana, Mozambique, Namibia, Zambia, Angola, y Etiopía, entre otros”, destacaron desde el INTA.
El ingeniero Carlos Galarza, especialista de INTA Marcos Juárez, aseguró que también se logró colocar en este mercado muchos insumos, como semillas e inoculantes, y plantas de silos, secadoras, plantas de prensado-extrusado de soja y de productos balanceados.
En este progresivo posicionamiento, fue clave el trabajo articulado entre Expoagro, el INTA, Cafma, la Fundación Cideter, funcionarios de la cancillería argentina, del Ministerio de Agroindustrias y de las provincias en las que están las fábricas de maquinaria agrícola (el clúster se concentra en Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba).
En Sudáfrica, desde hace varios años, también hay ingenieros agrónomos argentinos trabajando como asesores para empresas agropecuarias que apostaron por la siembra directa.
A medida que este paradigma se expanda, habrá más oportunidades para los fabricantes de “fierros” argentinos.