En un mundo de abundancia, estos actos pueden parecer insignificantes, inocentes incluso. Lo hacemos de forma inconsciente. Sin embargo, la magnitud de la pérdida y desperdicio de alimentos a nivel mundial es apabullantes: según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un tercio de todos los alimentos producidos se pierden o desperdician. ¡Un tercio!
Con 815 millones de personas subalimentadas en todo el mundo, la pérdida y el desperdicio de alimentos son una falla monumental en el funcionamiento de nuestros sistemas alimentarios.
Sus cifras son asombrosas: a nivel mundial, la pérdida y el desperdicio de alimentos consumen el 30% de la tierra dedicada a la producción de alimentos y el 25% del agua utilizada en la agricultura. Generan costos anuales estimados en 2,6 mil millones de dólares. Un mejor uso de los abundantes alimentos que ya producimos también podría prevenir la deforestación y la destrucción de los ecosistemas y la biodiversidad. Pero este es un desafío que requiere ajustes en el sistema alimentario en general.
Necesitamos crear fondos mundiales de donantes múltiples a gran escala para abordar este problema, como lo hemos hecho para luchar contra el cambio climático a través de iniciativas como el Fondo Verde para el Clima. ¿Por qué? Porque si comparamos la huella de carbono global del desperdicio de alimentos con la de los países, es el mayor emisor de gases de efecto invernadero, solo superado por los Estados Unidos y China, ya que representa cerca del 8% de las emisiones globales.
Para avanzar en este tema, todos deben unirse: los gobiernos, el sector privado y los consumidores. Los minoristas y los supermercados deben hacer cambios respecto de la forma en que adquieren y administran los alimentos. Francia, por ejemplo, ha sido el primer país en aprobar una ley que prohíbe a los supermercados descartar o destruir alimentos utilizables.
Pero no son solo los gobiernos y las grandes empresas quienes pueden impulsar el cambio: las personas podemos hacer una diferencia real abordando el desperdicio de alimentos en nuestros hogares y trabajo, lo que será de suma importancia si queremos alcanzar la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita a nivel minorista y de consumo.
Desde 2011, la FAO y la institución Messe Düsseldorf promueven la iniciativa Save Food, que reúne a la industria, las instituciones de investigación y la sociedad civil para intercambiar ideas, desarrollar soluciones y crear conciencia global. En sociedad con el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias, está implementando desde 2015 la Plataforma del G-20 contra la pérdida y el desperdicio de alimentos, ya que es clave que las mayores economías del mundo intensifiquen sus esfuerzos y comiencen esta transformación profunda y necesaria.
Porque o bien rescatamos alimentos de la basura a partir de hoy mismo o corremos el riesgo de ahogarnos en un mar de desechos.
Director general de la FAO
Por: José Graziano da Silva