Estos momentos de alta volatilidad cambiaria son una oportunidad para tomar distancia y reflexionar sobre la composición de las carteras de inversión en un sentido amplio.
Lógicamente, la apuesta al carry-trade, con la Lebac como instrumento estrella, ha sido una parte importante en la estrategia de inversores profesionales y, también, del inversor no especialista que accede a ellas en forma directa o a través de Fondos Comunes de Inversión desde cualquier home banking.
Sin duda, fue una decisión racional, y quienes han tenido un buen timming seguramente lograron buenos resultados. En tanto, aquellos que no pudieron anticipar el sentido y la magnitud de los movimientos del mercado cambiario en los últimos meses sufrieron resultados inesperados, en especial los inversores en los segmentos de Money Market y T+1, que se suponían copiaban las atractivas tasas de interés nominales.
En este contexto, si profundizamos en los fundamentals de las distintas opciones de diversificación de cartera podemos ver que los negocios del agro presentan características especiales que los convierten en un excelente complemento en toda cartera, como ser:
Demanda creciente de alimentos.
Limitación en la oferta de tierra disponible.
La Argentina exporta la mayor parte de su producción.
Precios de venta sustancialmente dolarizados.
Los principales mercados son transparentes y permiten estrategias de coberturas
de precio.
La Argentina tienen una posición de liderazgo en varios segmentos de mercado.
La Argentina es líder y pionera en la aplicación de tecnologías.
Otro punto a tener en cuenta es que los distintos negocios del agro permiten ajustar el nivel de riesgo-retorno que cada uno desee. Entre la siembra de granos en tierra alquilada con alto potencial de renta, pero con alto riesgo, y la posesión de tierra productiva para alquiler como opción más segura, existen numerosas opciones intermedias (ganadería, energías renovables, olivos, etcétera) que al combinarse permiten alcanzar distintos objetivos de inversión.
Para citar un ejemplo, una combinación de un 50% de tierra productiva para alquilar y un 50% de siembra en tierra alquilada, considerando este año de extrema sequía, genera una renta anual de un 38% en pesos, mientras que en el mismo período de tiempo uno de los fondos T+1 líderes del mercado generó una renta de 25,88% (-19,8% en dólares).
Asimismo, un inversor que haya accedido a las licitaciones de los últimos 12 meses de Lebacs a 30 días ha obtenido una renta negativa en dólares de un 15 por ciento.
Estas cifras muestran cómo los proyectos de fundamentos sólidos vinculados al agro pueden contribuir efectivamente a conformar una cartera de inversiones balanceada.
Dentro de los beneficios adicionales es importante destacar que las inversiones en el agro contribuyen al fortalecimiento de los pueblos del interior, al desarrollo de la infraestructura y del valor agregado en origen y es la actividad que más divisas e impuestos aportan al país.
En la medida que los mercados financieros logren el desarrollo necesario para acompañar las actividades productivas, las oportunidades serán enormes. El campo siempre estará presente.
El autor es gerente general de ADBlick Granos
Por: Sebastián Bollier