La Exposición Rural permite conocer una rivalidad sana del universo bovino. Una competencia donde los cabañeros -criadores de toros y vacas- pugnan por la medalla que les dará prestigio, clientes y jugosas ventas. En el predio ferial habitan grandes razas como Hereford, Aberdeen Angus, Criolla y Holando Argentino y, también, las que, tímidamente, buscan dar el batacazo y quedarse con este Mundial de Palermo –como lo llaman- como Brangus, Charolais, Bradford, Blonde d’Aquitaine y Limousin.
“Soy racista de Limousin”, dice Juan Pablo Lattanti (28) sobre esta raza poco conocida pero en expansión, que tiene una carne con menos grasa. Productor agropecuario, Lattanti obtuvo en 2017 la cucarda de Gran Campeón con Lalo Cotilerio, el toro de un año y medio que se impuso en la categoría junior (780 kilos) y que, en esta edición, vuelve a ostentar sus virtudes masculinas -circunferencia escrotal, patas y ancho de costilla- para lograr el bicampeonato, esta vez en la categoría dos años y media, con 974 kilos.
¿Se hace a un toro campeón o ya nace campeón? “Las dos cosas. Hacemos un campeón para crear otro a futuro”, dice Lattanti, de la cabaña La Cotidiana (Capilla del Señor), que lleva 25 años compitiendo.
“Un cabañero tiene en su mente al animal ideal. Va mejorando la genética en busca de las mejores cualidades de la raza, hasta llegar a la perfección. Por ejemplo, yo a una vaca correcta le quiero mejorar el arco de costilla, entonces busco un toro con esa característica. De ese entrecruzamiento sale el ternero imaginado. Son años de trabajo hasta lograrlo. Por eso volver aquí, con Lalo, nos da orgullo”, explica mientras matea y contempla a su amado exponente, que posa canchero para las fotos.
“El semen de un ganador se usa para inseminar a vacas comunes y mejorar el rodeo propio a bajo costo. Un ejemplar como Lalo puede costar al menos $ 200.000; y la dosis regular de semen cuesta $ 100 a $ 200, según la trayectoria del animal”, agregó.
¿Sabe un productor cuando tiene un gran campeón? “Se va intuyendo, pero nunca se tiene la certeza. Yo sé que Lalo tiene grandes condiciones como un buen volumen, masa muscular, sólidos cuartos traseros, un andar firme y la docilidad adecuada para obtener el bicampeonato. Pero hay un jurado que es el que define”.
Carlos Fernández Pazos, veterinario y jurado de La Rural en 2017, recuerda que lo primero que le impresionó de Lalo “fue su sistema de locomoción, no sólo para su desplazamiento, sino también para ir a tomar agua, comer y montarse a las vacas en celo. Después me cautivaron su armonía y mansedumbre, además de ser un animal largo, con un fuerte tren posterior y aplomos (patas) sanos para una relación reproductiva más próspera y natural. Lalo puede ir por el bicampeonato. Tiene todas las condiciones para repetir”.
¿Cómo se prepara a un posible campeón? “Entre febrero y marzo se hace la selección de unos 15 o 20 animales, de entre 160 de pedigree que tenemos, y los vamos evaluando para las distintas exposiciones -explica Lattanti-. Se pesan, se miden, se evalúan los movimientos, se los empieza a amansar y alimentar ya no sólo con alfalfa y pasturas naturales, sino con un suplemento balanceado a base de maíz, girasol y soja con nutrientes y proteínas. Estos toros comen un 2% de su peso y cuestan entre $ 5 mil y $ 7 mil por mes.”
Para una futura venta, Lalo parte de un mínimo de $ 200.000, que en la subasta puede crecer mucho. ¿Sufren los animales en todo este peregrinaje? “Más de uno quisiera estar en el lugar de ellos. Se los baña día por medio, se los sopletea, se los peina, se les cortan las pezuñas. Están cuidados como reyes”, responde.