A fines de 2015, el precio del petróleo crudo internacional estaba en caída, pero los importes locales reflejaban una referencia propia que era el barril criollo. Mientras los combustibles se abarataban en todo el mundo, aquí seguían un rumbo alcista convenido entre las petroleras, el Gobierno nacional y las provincias. La decisión del nuevo Poder Ejecutivo fue "insertar al país en el mundo" y eso también se aplicó para el mercado de las naftas. En septiembre de 2017, llegó la "liberación" del mercado: cada empresa podía conseguir el petróleo donde le convenga.
La medida no llegó a cumplir el año y el Gobierno ya piensa en desactivarla. Se avecina un nuevo precio de "barril criollo" que servirá de referencia. El futuro valor está siendo discutido en el corazón de la industria petrolera local, con algunos desacuerdos entre las partes.
Un precio de petróleo local -desacoplado del resto del mundo, como sucedió entre 2005 y 2017- permitirá que las compañías puedan manejar mejor los costos domésticos, según creen ejecutivos del sector.
Las petroleras tienen previsto un incremento del 3% para julio, según un convenio que firmaron con Aranguren. Se estima que ese entendimiento seguirá vigente pero no será renovado. En junio, las naftas subieron un 5%. Hasta abril, llevaban un incremento acumulado de entre 11% y 13%.
El saliente ministro de Energía, Juan José Aranguren, buscó que los precios del petróleo locales e internacionales fueron en la misma línea. Convocó a los productores para que trataran de bajar costos y se plasmara una convergencia con los valores del crudo global.
En septiembre de 2017, la variedad local Medanito se ubicó a US$ 54, lo mismo que el Brent. Una de las condiciones para un "mecanismo de transición" hacia la liberalización del mercado ya se había cumplido.
La implementación también coincidió con un ciclo alcista del petróleo. De esta forma, no se iban a lograr bajas de precios en los surtidores -como se buscaba- sino lo contrario. Un mercado con menos regulaciones suele ser bien visto por las empresas. La sucesión de incrementos provocó un efecto sobre la inflación y en la Rosada comenzaron a evaluar la conveniencia de revertir aquello que habían buscado al comienzo de la gestión.