Ante la notificación de casos de influenza equina (IE) en Uruguay, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) dispuso reforzar los controles en los puestos de frontera con ese país y efectuó recomendaciones preventivas a los tenedores de este tipo de animales en la Argentina.
El pasado 11 de junio, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Uruguay, informó a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) la detección de casos de IE en caballos deportivos de establecimientos situados en los departamentos de Salto, Paysandú y Colonia, fronterizos con la Argentina.
Ante esta notificación de IE en Uruguay, el Senasa recuerda a los productores y tenedores de equinos:
-Cumplimentar la vacunación sistemática contra influenza equina cada tres meses en establecimientos de riesgo, como hipódromos y clubes hípicos, tal como lo establece la Resolución Senasa N° 521/2016.
-Tomar recaudos respecto al contacto estrecho con otros caballos, el hacinamiento y el transporte, ya que constituyen los factores de riesgo más frecuentes para contraer la enfermedad.
-De ser posible, mantener a los equinos en ambiente bien ventilados, las instalaciones higienizadas al igual que los instrumentos de uso.
-En caso de detectar equinos con signos compatibles con influenza equina, avisar de inmediato a la oficina del Senasa más cercana, pues se trata de una enfermedad de denuncia obligatoria.
En mayo pasado, el Senasa informó la culminación de la última epidemia registrada en la Argentina, que se había iniciado en marzo, luego de comprobar la disminución de la cantidad de casos a los valores esperables para esta época del año.
La influenza equina, que no se transmite a las personas, es una enfermedad viral contagiosa mundialmente difundida, que se presenta en forma de brotes explosivos.
Afecta las vías aéreas superiores de los équidos (equinos, asnos, mulas). Se transmite por vía aerógena, por lo cual se propaga rápidamente en un grupo de equinos en estrecho contacto, teniendo mayor predisposición aquellos animales que se encuentran sometidos a altos niveles de estrés (principalmente durante los traslados, la competencia o el entrenamiento).
Presenta un período de incubación de uno a tres días, con la aparición frecuente de los siguientes signos clínicos: fiebre, decaimiento, descarga nasal serosa a mucopurulenta y tos, siendo este último un signo muy evidente.
El tratamiento del caballo enfermo está dirigido a la atenuación de los síntomas y a prevenir complicaciones como las bronconeumonías, ya que no hay medicamentos para eliminar el virus. No obstante, existe una vacuna para su prevención, lo cual constituye una gran ventaja.