RAUCH.- El panorama que quedó expuesto desde el mismo inicio del I Simposio de Caminos Rurales es "crítico", según coinciden productores que padecen a diario este escenario y funcionarios que no alcanzan a dar soluciones. El diagnóstico es contundente: más del 60% de la red vial que permite llegar a establecimientos de campo de la provincia está en "regular o mal estado" consecuencia directa del desgaste por el tránsito periódico y el efecto climático, pero por sobre todo por la histórica falta de un plan y fondos para su recuperación y mantenimiento.
"Estamos planteando que se avance hacia una equidad de la gente del campo con la de la ciudad, y que lo que se paga en impuestos y tasas municipales se traduzca en mejoras reales", dijo a LA NACION Matías de Velazco, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), organizadora de este encuentro que ventila una de las principales y eternas preocupaciones de quienes se dedican a la actividad agropecuaria.
Por eso no fueron casuales los aplausos que recibió Carlos Sánchez,
intendente de Tres Arroyos, donde con participación de productores, parece haber
encontrado un modelo efectivo para mantener óptimas esas vías de comunicación.
"La tasa vial tiene que ir a los caminos rurales", afirmó, sobre lo que no
parece ser tan obvio en los otros 127 distritos que comparten este problema.
El planteo de esta reunión, que se desarrolló en la sede de la Sociedad Rural de
Rauch, con más de 300 participantes de La Pampa y Buenos Aires, suena a grito
común ante las duras dificultades que afrontan en la labor cotidiana. Pero que
deriva en otras consecuencias todavía más dramáticas. "Aquí, además de la
producción, está en juego el arraigo en el campo, con familias complicadas por
los problemas de acceso a caminos viales y otros servicios imprescindibles",
recalcó De Velazco.
Hace tiempo que Carbap presentó a la actual gestión provincial una carpeta con cuatro inquietudes del ámbito y la vida rural: transitabilidad, electricidad, conectividad y seguridad. Las respuestas no llegan y se vacían establecimientos. Ayer se leyó el mensaje anónimo de un asistente al simposio: "Tengo ganas de llorar. Hace 50 años que vivo en el campo y ya casi no tengo vecinos. Quiero seguir en mi lugar. Nos sentimos olvidados", lamentó.
Los organizadores lograron ayer la presencia de varios funcionarios, entre
ellos el ministro de Agroindustria bonaerense, Leonardo Sarquís, que ratificó
obras viales. "En los próximos dos años vamos a arreglar 12.000 de los 105.000
kilómetros de caminos rurales que tiene la provincia", aseguró, y habló sobre
una inversión que ronda los $900 millones. Promete tener listo el primer tercio
de esa obra antes de fin de año.
Algo más optimista es el panorama en la provincia de La Pampa, que tiene apenas unos 20.000 kilómetros de caminos rurales, pero también un presupuesto acotado para este rubro, con unos 40 millones de pesos anuales. "Buscamos la mejor manera de repartir esa torta y que se ejecute en su totalidad", explicó al auditorio el titular de la Dirección de Vialidad Provincial de La Pampa, Jorge Etchichury.
En ambas jurisdicciones reconocen la misma situación: según lo establecido por la ley 13.010, los municipios deben afrontar las obras viales con recursos propios y aportes de administraciones superiores. "Ellos reciben coparticipación, cobran tasas y deben usarlas bien", insistió Sarquís.
El gobierno bonaerense describió aquí su plan para reparar casi la mitad de los considerados caminos troncales, con prioridad para las cuencas lecheras. Productores rurales palpitan que la intervención provincial no solo no parece suficiente, sino que desconfían de su efectividad, al menos en un territorio tan extenso como el bonaerense. "Desde La Plata y a tanta distancia difícilmente puedan con lo que no hacen los municipios estando bien cerca", insisten. Y vuelven a apuntar el dedo sobre la falta de respuestas de los intendentes.
No por casualidad se incluyó en el programa un panel con jefes comunales y funcionarios de siete municipios que logran atender su red vial rural desde distintos modelos de gestión y tasas afectadas que, según el caso, hoy van de los 85 a 150 pesos por hectárea. "Así logramos un buen mantenimiento", dijo el mandatario de Laprida, Alfredo Fischer. "La rentabilidad del productor no pasa por la tasa vial", acotó su colega de San Cayetano, Miguel Ángel Gargaglione, para destacar que el contribuyente no se queja si ve su aporte reflejado en mejoras.
Pero luego fue Juan Pedro Merbilhaa, de la Comisión Asesora de Carbap, quien criticó que la tasa vial municipal se haya convertido en "un segundo impuesto inmobiliario". "Si se quiere mantener ese aporte que sea por ley y el 100% llegue a las comunas manejado como fondo fiduciario", expresó a LA NACION.
La problemática vial ya no solo se mide en camiones que no pueden ingresar a campos. También se refleja en situaciones muy menores. Como la mujer que ayer, a la vera de la cercana ruta 50 y luego de viajar a dedo, enfrentaba un camino barroso y lleno de lagunas para llegar a parcelas donde tiene sus terneros y la escuela a la que asiste su hija. "Estas son mis 4x4", afirmó a LA NACION al señalar sus botas de goma. Y sin preocuparse demasiado si su pequeña -que cursa cuarto grado- no llega hasta el aula: "En época de lluvia, como no se puede entrar, hace más tareas por Internet que en clases", dijo a LA NACION.
Por: Darío Palavecino