Pese a la suba en los precios locales de los granos, por el alza del dólar y de las cotizaciones internacionales, varios análisis económicos consideran que no fue suficiente para compensar las fuertes pérdidas. El ingeniero Hernán Fernández Martínez comparó dos situaciones modelo para estimar los cambios de rentabilidad tras los azotes meteorológicos.
Consideró que un campo alquilado (58% de lotes productivos se cultivan así) en la zona núcleo (entre Pergamino, Venado Tuerto y Marcos Juárez) en octubre se presupuestó -con el dólar a $ 17,70- así: costo de 1,8 tonelada de arrendamiento; precio de la tonelada de soja a mayo estimado en US$ 270, un rinde estimado de 4,2 toneladas por hectárea y se auguraba US$ 110 de resultado, descontadas los derechos de exportación pero antes de impuestos a las ganancias y otros tributos. Pero hoy, con el dólar a $ 25, el precio internacional de la soja a US$ 310 tn/ha, y un rinde 3,3 tn/ha, el resultado es cero, en la mejor zona del país.
Peor saldo se obtiene en una zona no central, como puede ser el Oeste bonaerense o La Pampa. Allí se presupuestó la campaña con 1 tn por el arrendamiento y 3,3 tn de rinde por hectárea. Se esperaba un resultado de 80 dolares antes de impuestos, un 13% de rentabilidad.
Pero ahora, con el dólar a $ 25, la soja a US$ 310, y un rendimiento final promedio de 2,3 tn/ha, el productor pierde US$ 20 dólares por hectárea, un 3% negativo antes de impuesto a las ganancias y otros tributos.
El analista Pablo Adreani también concluyó que “la devaluación no implica que el productor gane mas plata, porque la sequía y las lluvias de comienzos del otoño implicaron costos mayores que la mejora de precio y tipo de cambio”.
“El resultado fue negativo o trabajaste para cambiar la plata. Subió el precio, pero el rinde se llevó puesto toda la rentabilidad esperada”, dijo Fernández Martínez. “Hoy el productor no tiene ingresos hasta que entre la cosecha de trigo, a menos que haga ganadería u otra actividad”.
Adreani destaca que hay “dos agravantes: por un lado, muchos insumos están dolarizados. Y además, varios costos aumentaron en pesos, por la inflación y el gasoil, y se ajustaron por arriba del tipo de cambio”.
Además de la reducción de ingreso puede haber deudas. Tal como lo señaló la Bolsa rosarina, Martínez Fernández refleja que “empieza a crujir la cadena de pagos, porque muchos productores no pueden pagar los insumo de esta campaña y piden que le financien la que viene.
Por eso, Adreani cree que “un aumento de las retenciones no ayuda, porque con productores con menos rentabilidad habrá menos aplicación de tecnología, menos rindes y al final menores ingresos de divisas”.