Cuatro, si cuatro fueron los aumentos desde la anunciada desregulación de los
combustibles en octubre de 2017; una medida celebrada en pos de la transparencia
del mercado, pero que al igual que muchas otras que resultan razonables,
terminan golpeando de lleno el bolsillo de los productores.
Esta vez, una suba del orden del 3% en el gasoil, que suma $1500 millones de
pesos adicionales a los gastos del sector agropecuario y agroindustrial; y hay
que tener en cuenta que el efecto acumulativo ya es más que importante, con
índices de incrementos del 40% desde un año a esta parte, superando y por mucho
los valores de la inflación.
De acuerdo al Departamento Económico de CRA, hoy la Argentina está cuarta en
un ranking de los 35 países de la región en cuanto a precios de combustibles se
refiere.
En un mercado desregulado son múltiples los factores que se relacionan para
formar el precio del combustible, enumeremos algunos de para entender un poco
más de su comportamiento:
* Precio Internacional del Barril de Crudo (variación del 5%)
* Cotización del Dólar en el Mercado Doméstico (variación 6%)
* Precio del Bioetanol
Este último merece un párrafo aparte, ya que es "el único regulado" por el
gobierno que autorizo una suba de entre el 10 y el 17% y que presionan sobre el
precio del surtidor, a su vez los costos que aumentan por la inflación suman su
cuota parte.
Pero existe un factor más y por su importancia relativa podría tranquilamente
estar a la cabeza y es el componente impositivo que del total pagado en una
factura de gasoil, el 64% es carga impositiva (conceptos no grabados, IVA,
ingresos brutos), es decir, de los $1500 millones del impacto, $960 millones son
impuestos.
Dentro de estos el Impuesto de Transferencia del Combustible (ITC)
representaba un 26%, la implementación de la rebaja de 10% que entró en la
reciente reforma impositiva, actuará como un colchón frente a los aumentos que
pueda sufrir el barril de crudo, según dicen desde el Ministerio de
Agroindustria.
Como productores esperamos ver los frutos de esta política de desregulación, y que se manifieste en una baja de costos a futuro, lo cual entendemos fue el espíritu de esta medida.