El impacto que tendrá la sequía en la campaña agrícola de este año está llevando a los analistas a revisar y recortar en un 20%, en promedio, las estimaciones que venían manejando sobre el crecimiento del PBI para este año.
El turno le tocó ayer al equipo económico del BBVA-Francés , que al presentar el cuadro de situación que esperan para la economía local y global en lo que resta del año redujo del 3,3 al 2,6% su estimación de expansión exclusivamente por ese motivo.
"Aunque en las estadísticas aún no hayan aparecido señales de desaceleración de la economía, la merma cercana al 30% que se proyecta con bases cada vez más certeras para la cosecha de soja y maíz obliga a esa revisión", explicó la economista Gloria Sorensen, al presentar junto a su equipo el escenario sobre el que proyecta su actividad en el país el banco español. "Las lluvias llegaron, pero los especialistas nos dicen que lo hicieron ya tarde", agregó.
El ajuste en las proyecciones para el año, que comenzó a aparecer en marzo, se ha ido generalizando y ampliando en los últimos días. De hecho, anteayer la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) había podado del 3 al 2,5% su estimación de crecimiento, sumándose a otros analistas que ya habían hecho lo propio.
Solo porque incorporan los sucesivos recortes que los entes que monitorean la campaña agrícola hicieron en sus estimaciones de cosecha en las últimas semanas. Por caso, la Bolsa de Comercio de Rosario volvió a recortar en las últimas horas en otros 3 millones de toneladas (de 40 a 37 millones) su estimación para la producción de soja debido "a bajos rendimientos en áreas agrícolas claves".
"La producción de soja es estimada en 37,03 millones de toneladas, considerando un rinde nacional promedio de 22,12 quintales (2,2 toneladas) por hectárea, casi un quintal y medio inferior al del informe anterior", dijo en su reporte mensual de cultivos. Vale recordar que la proyección inicial para esta cosecha, antes de la sequía, llegaba a 51 millones de toneladas.
La hoja de ruta que el BBVA espera incluye una inflación del 19,8%, una devaluación que sería de 3 a 4 puntos mayor (lo que dejaría al dólar a $21,5 a fin de año, tras recuperar algún dinamismo de junio en adelante), un déficit de balanza comercial que tenderá a estabilizarse en US$12.000 millones en los próximos dos años (porque las exportaciones se recuperan, pero las importaciones se expandirán algo más) y un déficit fiscal primario que cerrará sin problemas en el nivel del 3,2% del PBI que plantea el Gobierno. Las dudas aparecen de cara a 2019, cuando está previsto que baje al 2,2% del PBI, "porque ya no quedarán muchos recortes de subsidios por hacer".
El mayor riesgo de incumplimiento de estos supuestos viene por el frente externo. "Si las escaramuzas entre Estados Unidos y China escalan a guerra comercial, o si el plan fiscal de Trump acelera la inflación al punto de obligar a la Fed a subir las tasas más veces que las tres que hoy vemos para el resto del año", aclaran.