Siendo las primeras celebradas tras el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China, estas reuniones han sido objeto de gran atención. En mi opinión, con resultados fructíferos, ambas sesiones han sentado una firme base para el desarrollo de China en la nueva era, por lo cual considero necesario destacar los siguientes puntos:
Un cimiento de legalidad más sólido para China en la nueva era. Siendo la Constitución la ley fundamental del Estado, esta sesión de la APN enmendó la Carta Magna del país y consolidó la base jurídica para el avance de China en la nueva era. La modificación abarca principalmente la creación de un sistema de juramento constitucional para todo el personal público, la institución del Comité Nacional de Supervisión, encargado de revisar el desempeño de los servidores públicos, y el otorgamiento de una mayor autonomía legislativa a los gobiernos de nivel provincial e inferior, con el objetivo de estimular el potencial del desarrollo local.
Un mayor perfeccionamiento de las instituciones gubernamentales. La APN emprendió una importante reforma sobre los órganos del Consejo de Estado, integrando entidades con funciones transversales y dando forma a una decena de instituciones nuevas, entre las cuales se destacan los ministerios de Recursos Naturales, Ecología y Medio Ambiente; de Asuntos de Veteranos, y de Gestión de Emergencias, junto con la Administración Nacional de Supervisión del Mercado y la Agencia Nacional para el Desarrollo y la Cooperación Internacional. Esta reforma apunta a fomentar el papel decisivo del mercado en la designación de recursos, mejorar el desempeño del gobierno, promover un desarrollo de alta calidad con vistas a potenciar la capacidad de ejecución gubernamental y construir un gobierno al servicio del pueblo.
Una vida mejor para el pueblo chino. Como bien afirma el presidente Xi Jinping, la aspiración del pueblo a una vida feliz constituye nuestro objetivo de lucha. La vida del pueblo se destaca como un tema prioritario en estas sesiones. El informe sobre la labor del gobierno abarca desde el solemne compromiso de liberar en el año a más de 10 millones de personas de la pobreza, pasando por las políticas favorables como la elevación del umbral para el impuesto sobre rentas personales y el despliegue de una "revolución de baños" en las zonas rurales, hasta las pequeñas sorpresas en la vida cotidiana, como la cancelación del cobro extra por el roaming de los celulares. Tenemos razones de sobra para estar convencidos de que el pueblo siempre ha sido y será el mayor beneficiario de los dividendos del desarrollo de China.
El impulso continuo a la reforma y la apertura. Ante un complejo escenario internacional marcado por el alza del proteccionismo, y habiendo recorrido 40 años de trayectoria en su reforma y apertura, China ha tomado con firmeza su decisión. En el informe sobre la labor del gobierno, el premier Li Keqiang mencionó la palabra "reforma" 97 veces y recalcó la necesidad de promover la configuración de un panorama de apertura omnidireccional, dando a conocer medidas efectivas como la reducción arancelaria parcial para la importación de autos y la simplificación de los trámites para la radicación de empresas de capital extranjero, lo cual ha puesto en relieve la determinación y sinceridad del gobierno chino en su empeño por seguir fomentando la reforma y la apertura.
En la nueva era, China avanzará con firmeza hacia el sueño de la gran revitalización de la nación, inaugurando la flamante expedición encaminada a la construcción de una potencia socialista. En paralelo, el país asiático profundizará su reforma y apertura para ampliar aún más su convergencia de intereses con el mundo, lo cual deparará grandes oportunidades de negocios y recursos de desarrollo para todos los países, incluida la Argentina.
El Autor es embajador de la República Popular de China