Las cámaras empresarias que representan a productores, procesadores y
exportadores de soja norteamericanos advirtieron que la batalla comercial entre
Estados Unidos y China perjudicará en gran medida a una amplia serie de
industrias de ambos países.
Los aranceles que China amenaza aplicar en respuesta a las últimas medidas de
la administración Trump, "tendrán un efecto devastador para todos los
productores de soja de Estados Unidos", aseguró John Heisdorffer, presidente de
la Asociación Estadounidense de Soja, entidad que representa a más de 300.000
productores de esa oleaginosa.
Heisdorffer criticó directamente a la Casa Blanca, diciendo "lamentamos que
la administración no haya podido contrarrestar las políticas chinas en cuanto a
propiedad intelectual y tecnología informática de manera tal de no recurrir al
uso de aranceles".
La noticia de ayer, de que China planea fijar aranceles de 25% a 106
productos estadounidenses por valor de u$s 50.000 millones anuales,
inmediatamente rebotó en el mercado de futuros de materias primas agrícolas, una
plaza utilizada por los agricultores para cubrirse de las fluctuaciones de
precios y por las comercializadoras que especulan en el mercado.
Los futuros de soja con entrega mayo cayeron 2,7% en el Chicago Board of
Trade (CBOT) a u$s 10,11 el bushel. "Eso es dinero verdadero que pierden los
productores agrícolas y es totalmente evitable", agregó Heisdorffer.
Es alto riesgo que se corre dado que China representa el 60% de las
exportaciones de soja estadounidenses, intercambio comercial que movió unos u$s
12.400 millones en 2017, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Desde Goldman Sachs calculan que si bien China todavía necesita importar soja
norteamericana, "esos aranceles favorecerán a los agricultores de América latina
en detrimento de los productores estadounidenses".
El banco de inversión neoyorquino señaló que China tuvo cuidado de apuntar a
la soja, y que su decisión también tendrá ramificaciones políticas para Estados
Unidos: "Los aranceles a la soja impactan en los estados pendulares
políticamente hablando del centro del país norteamericano y llegan a un precio
que China parece dispuesto a pagar", dice Goldman.
"Lamentamos que el gobierno chino haya tomado esa decisión", dijeron ayer
desde la entidad. "Los derechos aduaneros a la soja importada tendrán un impacto
negativo no sólo para los sojeros y exportadores norteamericanos sino que
también será perjudicial para los procesadores de soja, criaderos de animales y
consumidores".
Por su parte, el presidente Donald Trump tuiteó ayer que "no estamos en una
guerra comercial con China". Sin embargo, sugirió que seguirá adelante con la
táctica apuntada a reducir el enorme déficit comercial con el país asiático y
combatir sus supuestos abusos a la propiedad intelectual.
El secretario de Comercio de Estados Unidos Wilbur Ross repitió esa opinión,
diciendo al canal de televisión CNBC que la respuesta de China a los aranceles
norteamericanos "no debería sorprender a nadie". Dijo que "le sorprendió poco"
la abrupta reacción de los mercados financieros ante la medida de China.
Darin Newsom, analista de DTN especializado en materias primas agrícolas,
señaló que la pelea comercial se produce en un momento en que el mercado de soja
ya se encuentra en una posición vulnerable.
Las reservas de soja norteamericanas podrían alcanzar un nivel
"potencialmente masivo" a fines del verano boreal, según sus estimaciones, un
factor que podría generar una mayor presión bajista.
"Las amenazas para la demanda no son buen negocio cuando uno sigue aumentando la oferta", dijo Newsom. "Y ahora nos encontramos en lo que parece ser una guerra comercial a gran escala", agregó.