El año pasado, Chemchina se quedó con la suiza Syngenta por US$43.000 millones. En paralelo, los gigantes norteamericanos Dow-Dupont se fusionaron. De esa unión salió la división agrícola Corteva.
¿Cómo queda el mercado global con este proceso de compras y fusiones?, ¿Cómo quedan posicionadas las empresas en la Argentina?
A nivel global, el mercado de agroquímicos y semillas mueve unos US$104.000 millones, analizando datos de Wall Street Research.
De ese monto, Bayer y Monsanto pasarán a tener, juntas, el primer lugar del podio con unos US$27.000 millones o una participación de mercado del 26 por ciento.
El segundo lugar será para Chemchina (Syngenta/Adama) con 17.400 millones de dólares o un 16,7% de mercado. Luego el tercer puesto quedará para Dow-Dupont con 17.100 millones de dólares o un 16,4 por ciento de mercado. En tanto, en cuarto lugar se posicionará Basf con ventas por 7000 millones de dólares o un 6,7% de mercado.
Los tres primeros grupos del negocio tendrán de esta manera un 59,1% de presencia en el mercado mundial. En tanto, sumando a Basf el 65,9% del mercado estará en manos de cuatro empresas.
"Estamos en presencia de un cambio radical en el mercado aunque la implementación a campo de este tipo de megaoperaciones no es sencilla y llevará no menos de dos años", analizó Horacio Busanello, consultor.
En la Argentina, considerando el mercado de agroquímicos, sin semillas, los tres primeros grupos tendrán una participación de mercado del 47,4%. El mercado se distribuirá así: un 18,4% para Bayer-Monsanto con US$463 millones, un 17,1% para Chemchina (Syngenta/Adama) con US$430 millones y un 11,9% para Dow-Dupont con 300 millones de dólares.
"La combinación Bayer-Monsanto presenta, prima facie, oportunidades superiores en los aspectos estratégicos y operacionales sobre el resto de las multinacionales del mercado, ya que consolidan una línea de fitosanitarios de primera línea, una posición dominante en el mercado de maíces, un liderazgo en eventos biotecnológicos y una clara ventaja en el uso de Big data a través de la firma Climate Corp", señaló Busanello.
Para el consultor, el talón de Aquiles de esa operación (Bayer-Monsanto) "subyace en la integración de genes culturales muy diferentes, con el proceso decisorio alemán que privilegia el consenso versus el norteamericano donde sobresale el impulso por ganar".
"El 2018 será testigo de la incubación de los primeros cambios en el manejo de la compañía que no serán indiferentes para los productores, agronomías, acopios, distribuidores, entes estatales y competidores", opinó.