Pequeños productores rionegrinos desarrollan, desde 2014, la crianza de cabras criollas como estrategia para el repoblamiento de los campos con el objetivo de garantizar el alimento de las familias de la zona, algunos ingresos por venta de carne y sostener el arraigo campesino.
Según informaron desde Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) el proyecto busca desarrollar una alternativa de adaptación de la agricultura familiar de la zona frente a varios años de sequía y a los daños causados por la explosión del volcán Puyehue, en 2011, que provocó que el 60% del stock animal de la región (ovejas merino y cabras de angora) se viera diezmado.
Edgardo Mardones, de 32 años, es productor de la zona Ingeniero Jacobacci, en el sur de Río Negro . Él, junto a su padre y cinco hermanos, perdieron el 80% de una producción de 600 animales por las cenizas del volcán. "Mi familia siempre se dedicó a la cría de ganado ovino y caprino", afirmó a LA NACION. Con este proyecto, actualmente crían 250 cabras criollas.
"Mi padre tenía dos razas de chivos criollos y de angora, y la raza que pudo reproducirse fue la criolla. En 2012 fuimos a Chos Malal, Neuquén, nos reunimos con productores de la zona y surgió el proyecto de comprar esas cabras para las familias de Río Negro", afirmó Mardones.
Para el repoblamiento se optó por esta especie por su rusticidad y su alta tasa de reproducción. "Esta capacidad de adaptación les permite a las familias asegurar su abastecimiento de proteínas y recomponer en forma significativa la producción ganadera de la región", explicaron desde CRA.
En 2014 se obtuvo el primer financiamiento a través del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, que beneficio a las primeras 60 familias, que recibieron un módulo de 29 madres y un reproductor macho.
"Todas salieron paridas y vieron que era un proyecto viable. La cabra criolla se adapta al cambio climático y además es mellizera", destacó el productor, que además es presidente desde 2011 de la Cooperativa Ganadera Indígena Limitada, que nuclea a 200 productores de cabras y ovejas.
En 2015 se repitió la experiencia a través de otros financiamientos como el Programa de Recuperación del Stock, del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Río Negro y se adjudicaron 1000 cabras a otras 30 familias.
Según informaron desde la cooperativa, el eje del proyecto era ayudar a las familias para que obtengan carne y leche. El módulo se entrega en concepto de "préstamo" y a partir del tercer año los beneficiarios deben reintegrar el 20% de los animales recibidos.
"De esta manera se conforma un banco de vientres que permite que otros productores se sumen a esta estrategia de repoblamiento", afirmaron desde CRA. El objetivo final es armar un programa de comercializacion de carne caprina.
Como el proyecto tuvo éxito, otras organizaciones se sumaron a la iniciativa y durante 2016 y 2017, con el financiamiento de la Ley Caprina, se aportaron 43 módulos más. "Este año los productores comienzan a devolver los diez animales por cada familia que son destinados a otro grupo familiar. Estamos muy contentos con el resultado", concluyó Mardones.