El pesimismo sobre el impacto de las menores lluvias en regiones productoras del país se contagió al Gobierno, que recortó su previsión de crecimiento para este año. En los despachos oficiales reconocen que el 3,5% no es alcanzable y, ahora, manejan que el PBI aumentará en 2018 un 3%, en comparación con 2017. ¿La razón? La misma que llevó a que los analistas privados redujeran sus pronósticos: la sequía que golpea la producción del agro en la región núcleo argentina.
No obstante, recién en el segundo trimestre terminarán de incorporar en los datos oficiales cuánto será el impacto de la menor cosecha gruesa de la campaña en curso. Así lo confirmó ayer una fuente del Ministerio de Hacienda sobre la estimación que manejan desde ahora en los despachos del Gobierno. Apuestan, no obstante, a que el segundo semestre mejore la actividad. Por ese motivo es que se muestran más optimistas que varios de los analistas privados y mantienen el 3% de crecimiento esperado para este año.
Una menor expansión para este año afecta variables clave de la economía. De hecho, indicadores como déficit fiscal, el de cuenta corriente y la deuda se miden en relación al PBI. De esta manera, un denominador menor se traduce en números más elevados para estos tres.
"Se hace un poco más difícil el programa fiscal. El Gobierno congela en términos reales el gasto. Y el mismo cae versus PBI porque el PBI crece; si lo hace menos, esa reducción es más lenta", sostuvo Gabriel Caamaño Gómez, de Consultora Ledesma. Recordó que reforma y pacto fiscal mediante, desde Hacienda se cedió presión impositiva e ingresos, en relación al PBI.
Si bien reconoció que en las cuentas fiscales una mayor inflación puede morigerar el impacto de un menor crecimiento, señaló que esta no llega a compensar, por dos razones: "el gasto sigue la inflación, está cuasiindexado", dijo Caamaño Gómez y, por el otro, la sequía afecta ingresos tributarios que son exclusivos de Nación.
El Gobierno apuesta a reducir el déficit primario a 3,2% del PBI este año. Según calculó Caamaño Gómez, suponiendo el resto de las variables constantes, un crecimiento de la economía de 3% se traduce en un rojo primario de 3,3%. Y llegaría a 3,8%, en caso de un aumento del PBI de 2% en 2018.
Por el lado del déficit de cuenta corriente, el impacto puede ser mayor ya que la sequía afecta directamente sectores productores de exportables con relativamente poca demanda importable. "Léase, baja mucho más las exportaciones que las importaciones", identificó Caamaño Gómez. No obstante, reconoció que parte de la menor producción del campo se compensa vía suba de precio de la soja y el maíz.
Con respecto a la deuda pública, que según los últimos datos actualizados por el Ministerio de Finanzas se ubicó en 53,7% del PBI, con un crecimiento de 3% (suponiendo otras variables constantes) implicará que se reducirá en relación al producto, pero esta disminución será menor que si la expansión fuera de 3,5%.
La deuda (tomando sólo con el sector privado) pasaría a 31,1% del PBI con un crecimiento de la economía de 3,5%. En cambio, con una expansión de 2%, subiría a 32,58%.
El dato que podría jugar a favor en el crecimiento del PBI, más de los previsto inicialmente, es que Brasil está mejorando su evolución económica. De todos modos, los analistas privados son más pesimistas que el Gobierno. De hecho, de acuerdo a la encuesta de FocusEconomics entre consultoras y bancos difundida ayer, el promedio de las respuestas es de un aumento del PBI de 2,8% para este año, por debajo del 3% que esperaban un mes atrás. "Información reciente sugiere que la recuperación económica se estancó", detalla en el informe de FocusEconomics.
En Consultora Ledesma esperan un 2,5% para este año; Orlando J. Ferreres, un 2,3%; ACM, un 2,8%; Amilcar Collante, un 2,3%; Econviews, un 3%; Ecolatina, un 2%; y EcoGo, un 1,8%.
Se conoció ayer también que la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) mantuvo su estimación de crecimiento para la Argentina y prevé que el PBI aumentará un 3,2% este año, un porcentaje que hasta es superior, ahora, a lo previsto por el Gobierno. El FMI es más pesimista y proyecta un crecimiento de 2,5% para 2018.
Fuente: Cronista Comercial