Con la mira puesta en las elecciones de 2019 y mientras avanza un plan para la reelección de Mauricio Macri, el Gobierno acentuará este año el giro significativo de la agenda política, cuyo eje pasará por temas de proyección social y la revitalización de la obra pública.
El oficialismo trabaja, principalmente, con el objetivo de retener a los votantes progresistas de Cambiemos. En función de ello, ya apostó por instalar el debate sobre la despenalización del aborto y la igualdad de género. Además, apuntará a un incremento del 30% en la inversión en obras públicas, que alcanzará los $270.000 millones, incluidos los aportes privados.
Según pudo saber LA NACION, la Casa Rosada estaría dispuesta a resignar para 2018 el cumplimiento pleno de la fuerte expectativa de reducir la inflación -la meta es el 15% anual- y a aumentar la inversión y la creación de empleo.
Según sus proyecciones, la llegada de inversiones será de 10,5% en términos reales. Y espera un tenue repunte de las exportaciones del 6,9%, afectadas por la sequía (de US$58.000 millones pasarán a US$62.000 millones).
Tras la sanción de la reforma previsional en diciembre último y el fuerte ajuste de tarifas, precios y combustibles, el Gobierno sufrió un fuerte desgaste en el humor social.
A ello se sumaron las polémicas en torno de los ministros Jorge Triaca , Miguel Etchevehere y Caputo , además del escándalo del subsecretario renunciante Valentín Díaz Gilligan. Pero Macri presume que los nubarrones se disiparán luego de julio. Como en 2016, para el segundo semestre.
El jefe de Estado programó para después del Mundial de fútbol Rusia 2018 -sueña con un éxito de la selección argentina- el fin de las subas tarifarias de gas, de luz y de agua. Para entonces habrán aumentado los ingresos tras las negociaciones paritarias salariales y los aumentos de marzo de las jubilaciones y los planes sociales.
"En 2019 no habrá aumentos de tarifas. Esas subas se terminarán luego de mediados de 2018", aseguró un ministro de la mesa chica del Presidente. El plan de reelección está presente en toda la gestión.
El año 2018 será, también, de contención del gasto público y del consumo. En términos reales, casi no crecerán. En cambio, en la Casa Rosada prevén un 2019 más expansivo en estos dos rubros. Habrá elecciones y eso incidirá en el campo de las decisiones políticas.
La sensación de bienestar para este año, confían en el Gobierno, se dará por un aumento del 30% de los recursos para las obras públicas: viviendas, cloacas, agua potable, rutas y autopistas. Sería un 15% más que la meta de inflación prevista (15%) para 2018.
En 2017, año electoral, el gobierno de Macri invirtió $208.000 millones. Este año destinará $235.000 millones y prevé captar $35.000 millones de los privados por el programa de participación público privada (PPP). En total serán $270.000 millones.
De ese monto total, el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, destinará $131.000 millones para rutas, autopistas y ferrocarriles, entre otros. Su par de Interior, Rogelio Frigerio, prevé asignar $56.000 millones para cloacas, agua potable, vivienda, urbanización, obras hídricas, inundaciones y el Procrear, entre otros planes.
El resto se lo repartirán los ministerios de Energía, a cargo de Juan José Aranguren , y de Educación, conducido por Alejandro Finocchiaro . Ellos, más Macri, Frigerio y Dietrich prevén un año pleno de inauguraciones.
El debate progresista
"Es tan progresista la discusión del aborto, como la dimos por el matrimonio igualitario en la Ciudad, como el aumento de cloacas y el 75% del presupuesto nacional para recursos sociales", dijo, en tanto, un ministro a LA NACION.
Para la reelección, Macri considera clave sostener la base electoral del electorado del centro del arco político y captar al progresismo que se resista a regresar al peronismo. De eso también dependen las reelecciones de la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal , y del jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, objetivos también fijados por la gestión macrista. Sus agendas están cargadas de cortes de cintas.
La recuperación del espacio progresista llevó a Macri, en enero, a intensificar su pelea contra el jefe del sindicato de Camioneros, Hugo Moyano. Considera que salió mejor parado tras el acto de la 9 de Julio. Hay un canal abierto de diálogo luego de que Moyano evitó convocar a un paro.
Para correr el eje de la economía, y dejarle al Congreso una agenda para varios meses, Macri habilitó el debate de la despenalización del aborto, un caramelo para el progresismo, que sin embargo podría fracasar en el Senado.
Luego de eso, Macri anunció la paridad salarial para las mujeres y el aumento de licencias por nacimiento para los padres. Buscó un rédito en un sexo y otro.
El último cambio de agenda fue la pulseada con la Unión Industrial Argentina (UIA). El Gobierno recibirá hoy a la conducción fabril y buscará acuerdos de inversión y competitividad. El malestar ya existía de antes. Pero la escalada sirvió, creen en Balcarce 50, para desmitificar que Macri es un "gobierno para ricos" y demostrar que le muestra los dientes.
Macri ordenó a todos sus ministros contestar las críticas opositoras y explicar las medidas de gobierno. La última movida para la reelección fueron los timbreos mensuales de anteayer. Se sumarán todas las fuerzas de Cambiemos.
La semana próxima arrancarán reuniones partidarias entre Pro, la UCR y la Coalición Cívica para analizar estrategias electorales. Las candidaturas se discutirán allí, pero solo el año próximo.