Por el impacto de la sequía, que ocasionará menores rendimientos en el campo, el peso del impuesto inmobiliario rural en la provincia de Buenos Aires sobre el margen de los productores llegará en algunos casos hasta duplicarse.

Así lo afirma un informe del Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales de la Sociedad Rural Argentina (SRA), que compara el impuesto y los márgenes netos antes de la sequía y con la situación actual, es decir, con el fenómeno climático impactando sobre los campos.

Para este año, el gobierno bonaerense dispuso un aumento del 50% en el tributo, aunque según algunos productores que ya bajaron su boleta anualizada desde la página de Internet de la Agencia de Recaudación Bonaerense (ARBA) el incremento llega hasta un 60%.

En el informe, que considera una caída en los rendimientos medios del 20% en el caso del maíz y del 18% en la soja, se alerta que "a causa del efecto Niña, la importancia del impuesto inmobiliario rural en términos microeconómicos se puede duplicar".

Como ejemplo, en soja, un campo de 473 hectáreas en Lobería podía apuntar a un margen de US$271 por hectárea antes de la sequía. En esa situación, pagando de manera anual 37 dólares por hectárea del tributo, el peso del impuesto sobre lo que le quedaba al productor era de casi el 14%. Ahora, según la Rural, considerando que por la sequía ese margen bajaría a US$103 por hectárea, el pago del tributo pasaría a representar el 36% del resultado del productor. "Ya nos afectaba el impuesto sobre los ingresos del año pasado y ahora es más por la sequía. Hay preocupación porque vemos que el impacto es no solo sobre el bolsillo de los productores, sino para el desenvolvimiento en los pueblos, porque vamos a invertir menos", dijo a LA NACION Daniel Pelegrina, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA).

Hace unas semanas, Pelegrina estuvo con el ministro de Economía provincial, Hernán Lacunza, y el ministro de Agroindustria bonaerense, Leonardo Sarquís. Fue para explicarles el efecto de la suba en el tributo asociado ahora a la pérdida de ingresos por la sequía. Además, el dirigente llevó propuestas para morigerar el impacto del impuesto. Según el presidente de la Rural, podrían sumarse más cuotas (este año ya se pasará de tres a cuatro), dar más descuentos por pago en término o sumar más productores a ese beneficio. Tras la reunión, Pelegrina quedó con los funcionarios en que los respectivos equipos técnicos analizarán los números presentados.

Según el trabajo, la situación se agrava considerando el caso del maíz, también afectado por la sequía. "La caída de rendimientos va a generar un resultado mínimo de dos dólares por hectárea, en el cual la participación del impuesto inmobiliario rural llega a valores elevados, haciendo que la actividad se vea limitada en la capacidad contributiva para el pago de impuestos", destaca el informe.

Antes de la sequía, quedaba un margen en el cultivo para Lobería, General Pueyrredón y Chascomús de US$254 por hectárea y la participación del Inmobiliario sobre ese resultado era del 15%. Ahora, con un margen de solo dos dólares, la carga impositiva se lleva todo el resultado. Para un campo de cría de 237 hectáreas en Lobería, según el trabajo, el peso del impuesto sobre el margen neto puede pasar del 10% al 25 por ciento.

El impacto del impuesto

48%

Más jaulas

Es el porcentaje adicional de jaulas de novillos (con 35 animales de 410 kilos) que necesita hoy el sector en Buenos Aires para pagar todo el impuesto inmobiliario rural. Mientras en el promedio de los últimos diez años hacían falta 8630 jaulas, hoy se requieren, según la Rural, 12.762 jaulas.

85%

Más camiones

Es el porcentaje adicional de camiones con grano de soja (35 toneladas) que se necesitan para que los productores paguen el tributo. Contra un promedio de 17.687camiones en los últimos diez años, este año se necesitarán 32.753 camiones.