Según reflejó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires el 34,6% de los lotes se encuentran con una condición del cultivo de regular a mala, mientras que un 53% asumen una condición hídrica de regular a sequía.
Sumado a esto, se prevé un panorama poco alentador: "las perspectivas climáticas a corto plazo no prevén alivio efectivo en zonas comprometidas por estrés hídrico", afirmó el Panorama Agrícola Semanal que elabora la entidad. Dada esta situación, la proyección de producción para la campaña en curso sufrió una reducción de 3 millones de toneladas, desde las 54 millones previstas hacia finales de septiembre del año pasado, hasta las 51 millones de toneladas actuales. Esto significa una caída de 5,5%.
Entre las zonas comprometidas se encuentran sectores del Núcleo Norte (principalmente sur de Santa Fe) y Núcleo Sur (norte de Buenos Aires), que aportan más del 27,5% del área sembrada a escala nacional. Similar escenario se encuentra en sectores del oeste, centro, sudeste y sudoeste de Buenos Aires, donde se concentra otro 17,5% de la superficie. El centro-norte de Córdoba también se releva una "regular oferta hídrica" en una gran cantidad de lotes de primera, mientras que en el sur se mantiene una buena oferta hídrica. La nueva estimación significa que la oleaginosa perdería un 11% o 6,5 millones de toneladas en comparación con las 57,5 millones de toneladas que calculó para el ciclo 2016/17.
En tanto, en el caso del trigo, la campaña 2017-2018 tuvo una menor área sembrada que el ciclo previo, aunque las 5,95 millones de hectáreas implantadas fue mayor que el promedio de las últimas cinco campañas. Así lo afirmó un informe de Coninagro, que remarcó que "en esta campaña las miradas se las lleva el rendimiento que fue más alto que en 2016-2017 y mayor al promedio del último quinquenio, con 3025 kilos por hectárea", destacó, y remarcó que también hubieron inconvenientes como anegamientos, enfermedades y elevadas temperaturas que afectaron al cultivo.