Los pronósticos de lluvia circulan como billetes de lotería. Poco precisos, anuncian milímetros que no llegan nunca y precipitaciones dispares: lotes que reciben 20 mm de agua y pluviómetros que a 2000 metros marcan cero. Siembras tardías, hojas de maíz acartuchadas, poca altura en plantas de soja y algunas grietas en el suelo. Los productores comienzan a preocuparse ante los síntomas de estrés hídrico que sufren los cultivos y piden por precipitaciones. "Ya, ya; tiene que llover ya", repiten.
Son las doce y media del mediodía del jueves y el sol pega sobre la ruta nacional 8. Camino a Pergamino, núcleo agropecuario de la provincia de Buenos Aires, el termómetro marca 38 grados. Con el correr de las horas aparecen algunas nubes y con ellas la esperanza de una lluvia que los productores anhelan para este fin de semana.
LA NACION recorrió las localidades de Pergamino y Chivilcoy donde ya se registran pérdidas por la siembra tardía que se postergó por la sequía que comenzó en octubre del año pasado. Algunos productores hablan de un 30% de pérdidas en los rindes de soja de primera. En el peor escenario, que la falta de agua se prolongue, especialistas del mercado de granos como Gustavo López calculan una caída en el ingreso de divisas por 3200 millones de dólares respecto del año pasado.
Pese a los anuncios de 40 y 50 mm para este fin de semana, entre el jueves y ayer hubo lluvias dispares en la región. Algunos productores hablaban de 10 a 20 mm en Pergamino y otros respondían "nada". En Coronel Mom y Achupallas (ambos cerca de Chivilcoy) no había registros de lluvias.
Eran las tres de la tarde del jueves y Marcelo Testa se sacaba y ponía la gorra como un acto reflejo para combatir el calor. Él y su hermano Carlos son productores y contratistas: Marcelo recuerda cuando en 1989 sus padres los ayudaron a comprar un tractor y un acoplado. Hoy brindan servicios de siembra en más de 4500 hectáreas y arriendan otras 850.
"Los cultivos no están tan mal, el tema es que la cuenta económica necesita de altos rindes para bajar los costos de producción", explica. Calculadora en mano, dice que producir soja de primera les cuesta 540 dólares por hectárea (contemplando insumos, labores, cosecha, seguro de granizo, comercialización, fletes e impuestos), más un alquiler de 360 dólares la hectárea.
"Este maíz tiene toda la tecnología: siembra con densidad y fertilización variables, mapeo de suelo y otras cosas, pero para que el rinde sea el que esperamos tiene que llover ya", insistía mientras recorría un lote en Manuel Ocampo, a 15 kilómetros de Pergamino.
Siete de la tarde sin clemencia: los mismos 37 grados. En un lote ubicado en la ruta nacional 188 entre Acevedo y Guerrico, a 30 km de Pergamino, el ingeniero Daniel Lavezzari, asesor privado de establecimientos agropecuarios, arrancó un maíz de raíces secas. "Los maíces están transitando su período crítico en cuanto a necesidades de humedad y la soja de primera en unos pocos días entraría en ese mismo período: el agua que no reciba va a ser irrecuperable", dice en diálogo con LA NACION.
El profesional explica que el 2017 no fue un año seco para Pergamino: llovieron 1295 milímetros cuando la media histórica roza los 950. Pero aclara que a las precipitaciones hay que sumarles otros factores como el viento, las altas temperaturas y el sol. "Necesitamos una lluvia generalizada y uniforme de 40 a 50 mm", afirma. A su lado, Gustavo Farroni, productor del campo, despeja los maíces de hojas acartuchadas para mostrar una grieta en el suelo. El lote fue sembrado los primeros días de octubre. Cinta métrica en mano, Lavezzari explica: "Este cultivo mide 1,60 a la panoja cuando para este tipo de híbrido debería medir entre 2 y 2,20 metros", dice.
Silvio Illia es productor agropecuario en la zona de Pergamino, Arbolito y Pinzón. Cuenta que entre el jueves y ayer a la tarde cayeron unos pocos milímetros, muy dispares. "Escuché que en un campo vecino, a dos kilómetros del mío, en Pinzón, habían llovido 22 mm y en mi lote cayeron 7 mm", dijo, y agrega: "No todos los campos están en la misma situación, pero algunos en soja de segunda pueden llegar a tener grandes pérdidas si no llueve ya. Cuando el productor sembró esta soja lo hizo sobre lo seco y en algunos lugares el cultivo no creció o bien no recibió el agua suficiente para su desarrollo".
Camino al centro bonaerense
El viernes amaneció nublado; antes de las ocho habían caído solo algunas gotas. Sobre la ruta nacional 188, camino a Chivilcoy, la temperatura había descendido 15 grados.
Al mediodía, Luciano Maranessi recorría unos lotes de Monte Ovejero, una empresa que arrienda y maneja campos propios en Coronel Mom, a 30 kilómetros de Chivilcoy. Maranessi negaba con la cabeza: 20 mm en Mom, 80 en Moquehuá, a 70 kilómetros, pero sólo 4 mm en ese campo. Una lotería.
"Estamos retrasados unos diez días en el estado fenológico: sobre este maíz estimamos una merma del 30% por más que precipite ahora", dice mientras señala un lote sembrado el 10 de octubre pasado. "Si no llueve esa pérdida subirá a 40 o 50%", añade.
Una hora después, a 50 kilómetros al sur y a 30 de Chivilcoy, Fernando Solari, miembro de la Mesa Agrícola de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) del norte de Buenos Aires, esperaba en la banquina de su campo en Achupallas. Habla pausado, con ojos de quien lo ha visto todo. "Cuando el arranque es malo, los rendimientos son menores. Esperamos 40% de mermas en maíz temprano. La soja de segunda tiene en promedio 20 días de atraso en siembra, lo que augura una merma de rendimiento de al menos un 20%. La soja de primera, sembrada el 20 de octubre, está muy chica: tiene entre 50 a 60 cm cuando debería alcanzar el metro. Si la sequía sigue puede mermar un 30% su rendimiento", explica.
Solari afirma que las lluvias fueron muy dispares: en algunos lotes cayeron 20 mm pero el pluviómetro, ubicado a 2000 metros de ese lugar, marcó cero. "En esta zona desde octubre a enero las precipitaciones no llegaron a 150 mm cuando la media es de 350", afirmó.
A merced de los pronósticos
Los productores consultan la probabilidad de precipitaciones varias veces al día
Fernando Solari
Tiene 69 años y es ingeniero agrónomo recibido en la UBA. Actualmente es socio, director y responsable de la producción de una empresa agropecuaria que maneja junto a sus hermanos en Achupallas, sobre la ruta 51 cerca del Río Salado, a 30 km de Chivilcoy. Además, es presidente del grupo Seguí - La Oriental y miembro de CREA Norte de Buenos Aires. Pese a los pronósticos de lluvia, desde el jueves hasta la tardecita de ayer ese mismo lote no recibió ni un milímetro
Luciano Maranessi
El viernes al mediodía, Luciano Maranessi, de 37 años, recorría lotes de Monte Ovejero, una empresa que arrienda y maneja campos propios en Coronel Mom, a 30 kilómetros de Chivilcoy. Es licenciado en Economía y Administración Agraria y hace 14 años que es resposable de agricultura en la companía. Hasta ayer a las 20, ese lote de maíz temprano, en un estado fenológico entre R1 y R2 sembrado el 10 de octubre, no había recibido lluvias