Esa época del año, según observo como nutricionista del INTA Bordenave, se caracteriza por tener altos niveles de digestibilidad (mayores al 75%), de Proteína Bruta Soluble (PBS) mayores al 15%, muy bajos de fibra y de azúcares solubles menores al 10%.
Se encontró una fuerte asociación entre altos niveles de azúcares solubles,
mayor del 12%, y bajos a moderados niveles de la PBS (menor del 15%) con altas
ganancias diarias de peso. Este fenómeno ocurre durante la primavera,
especialmente en octubre y noviembre cuando se logran ganancias muy altas (1 kg/día
o más) sin agregar granos gracias a un mejor balance de nutrientes.
Las variaciones de estos azúcares dependen de muchos factores, como el estado fenológico o crecimiento de la planta, la época del año, las condiciones climáticas, etc. Estos azúcares se generan en las hojas y se acumulan, en una primera etapa, en los tallos. A medida que la planta florece y forma el fruto y las semillas se dirigen allí o a las raíces, como ocurre con la papa y otros tubérculos. En ambos destinos se acumulan en forma de almidón.
Una planta en estado de pasto tiene muy bajos niveles de azúcares solubles (menores del 10 % MS) respecto a la misma planta encañada (mayor del 15% MS).
Otro factor importante es la época del año y la intensidad lumínica. Estos azúcares se sintetizan en las hojas por fotosíntesis: durante los días nublados hay baja generación de azúcares lo que afecta negativamente la producción de leche o de carne. Sin embargo, en los otoños cálidos y húmedos con baja nubosidad, no ocurre lo mismo. Las gramíneas en general, por ejemplo verdeos de invierno, aceleran su crecimiento encañándose, aumentando los azúcares solubles y reduciendo la proteína soluble, similar a la primavera. Este mejor balance entre energía y proteína tiene una alta correlación con la respuesta animal: se alcanzan ganancias de peso cercanas o mayores a 1 kg diario, sin el empleo de granos, aún en los meses de otoño o invierno.
Desde el 2003 se realizan diferentes trabajos con verdeos de inviernos "encañados" en el sudoeste de Buenos Aires y La Pampa con animales de raza británica, tanto recría como engordes livianos, sin agregar ningún grano o pesados con baja proporción de granos (0.4-0.5% del peso vivo). En todos los casos, se obtienen ganancias entre 0.800 hasta 1.3 kg/cabeza/día y un excelente resultado económico. Para duplicar las ganancias de peso en otoño e invierno con verdeos y bajas proporciones de granos o sin ellos se debe:
Elegir un potrero de buena fertilidad ya que la producción de pasto (kg MS/ha) será menor pero igual se lograrán altas concentraciones de azúcares.
La siembra de los verdeos se debe hacer durante febrero, incluso hasta la primera quincena de marzo. El objetivo es realizar el primer pastoreo en abril y seguirlo hasta octubre o noviembre.
En caso de sembrar una superficie amplia se aconseja las escalonadas o el empleo de cultivares de distintos ciclos, con el objetivo de disponer durante de plantas encañadas.
Si se dispone de varios potreros con verdeos con diferente desarrollo se puede alternar en el mismo día: uno encañado con otro que esté en estado de pasto. De esa forma se logran altas ganancias de peso todo el tiempo.
La carga animal dependerá de las características ecológicas. En los trabajos que se están llevando en el sudoeste bonaerense, oscila entre 2 a 2.5 cabezas.