Estados Unidos oficializó los aranceles de importación de hasta 72% para el biodiesel argentino. La medida se publicó en el Registro Federal (el Boletín Oficial norteamericano) y rige desde ayer, aunque sus efectos son retroactivos al 28 de agosto pasado, cuando el Departamento de Comercio norteamericano había impuesto aranceles provisorios contra ese producto.
La decisión termina de cerrar cualquier vestigio que aún pudiera haber respecto de una eventual reapertura en el corto plazo del que fue en los últimos años el destino de casi la totalidad de las exportaciones del biodiesel argentino. Las ventas del producto a EE.UU. superaron las 960.000 toneladas entre enero y agosto último.
El bloqueo estadounidense al producto argentino se adoptó el 28 de agosto pasado, tras un reclamo que la industria del biodiesel norteamericano había elevado al gobierno de Trump en marzo último. Con aranceles transitorios de hasta 64% (luego elevados al 72%), el biodiesel quedó fuera del mercado norteamericano ese mes.
La resolución de la Comisión de Comercio Internacional norteamericana (Ustic
por sus siglas en inglés), que opera de manera independiente en la
administración Trump, se basó en la conclusión final de la investigación de esa
misma oficina. La Ustic, a principios de diciembre había determinado que la
industria del biodiesel estadounidense había sido seriamente perjudicada por las
importaciones del producto desde la Argentina e Indonesia.
Ahora ratificó los aranceles definitivos que el secretario Comercio, Wilmur Ross, había dispuesto el 16 de noviembre, al avalar que el biodiesel argentino se encontraba subsidiado.
Así, desde ayer se oficializaron aranceles a la importación de 71,87% para las empresas argentinas que quieran vender biodiesel a ese mercado, salvo para Louis Dreyfus Corporation Argentina, a la que se le fijó 72,28% y a Vicentin, para el cual se estableció una tasa de 71,45%.
El castigo, además, es retroactivo al 28 de agosto pasado dado que la "Ustic determinó que el biodiesel argentino dañaba materialmente a la industria norteamericana". Por eso, se determinó que todas las "entradas sin liquidar de biodiesel local (al mercado norteamericano) o retiradas del depósito para consumo" están incluidas en los aranceles impuestos.
El escenario no sorprendió a la industria del biodiesel local, que más allá de los intentos diplomáticos por torcer el rumbo, hace rato estaba convencida que el mercado norteamericano estaría vedado por unos cinco años. La incógnita pasa hoy por saber si el Gobierno recurrirá o no a la Organización Mundial de Comercio (OMC) contra EE.UU. Ante ese tribunal, llevó a la Unión Europea por aplicar aranceles al biodiesel local en 2013, y con los mismos argumentos que esgrimieron ahora los norteamericanos. Europa perdió el caso en la OMC y en septiembre último redujo los aranceles para el producto, que del 25% quedaron en 8% promedio. Así entre agosto y octubre pasados, se enviaron a Europa 290.000 toneladas, según datos del Ministerio de Energía. El ritmo en el último trimestre se intensificó y habría superado las 300.000 toneladas.
La UE es prácticamente hoy el único destino del producto, con poco volumen adquirido esporádicamente por Perú. La imposición de retenciones de 8% al biodiesel genera preocupación en las empresas, dado que les quita rentabilidad.