NUEVA YORK.- La cena, anteanoche en el piso que el multimillonario Jack Rosen
tiene en la avenida Madison, viró de lo político a lo farandulesco cuando Robert
De Niro se acordó de saludar al Presidente. "Soy muy amigo de Lito Cruz y Luis
Brandoni", dijo la estrella de Hollwood ante un sorprendido Mauricio Macri, a
quien le llamó la atención que el astro sea amigo "de dos personas tan
distintas, uno radical y el otro kirchnerista".
Más allá de la anécdota, Macri dejó esta ciudad anoche, después de una gira de tres días con una sensación de satisfacción por la recepción calurosa del empresariado, a quien vio "desesperado" por invertir en el país. Quedó, de todos modos, una "mancha" en la relación con Estados Unidos: según fuentes de la delegación, el Presidente tomó la decisión de recurrir, en la Organización Mundial de Comercio (OMC) y en los tribunales norteamericanos, la decisión de la administración Trump de impedir a través de gravámenes el ingreso de biodiésel argentino.
"Acá hay una pelea entre productores argentinos", repitió el Presidente a sus
íntimos. Apuntan a una empresa "conducida por un argentino" que al no poder
comprar una productora nacional de ese combustible se dedicó a "torpedear" los
acuerdos entre ambos países.
El Gobierno, que intercedió ante el secretario de Comercio norteamericano, Wilbur Ross, para destrabar la exportación de biodiésel sin éxito, rechazó la contraoferta norteamericana, que obligaba a la Argentina a imponer un impuesto del 15% a los exportadores. "No puede ser que se metan en nuestro sistema de impuestos", se quejaron en la delegación. La idea era bajarle el tono al conflicto, en un tema "que genera muy pocos puestos de trabajo", confió un alto funcionario.
Más allá de ese "lunar", Macri está conforme con la colaboración de su amigo Trump. "Él mismo se preocupa de muchos temas y es impresionante cómo trabajamos en conjunto con la DEA para erradicar el narcotráfico, que es una prioridad para nosotros", afirmaron cerca del Presidente.
Como balance de su visita de tres días, Macri reiteró su pedido a los inversores para que "no se queden atrás" de China y la Unión Europea, que inviertan en el país. "Los inversores que vimos eran, en un 70%, gente que ya había hecho inversiones, y un 30% de nuevos. Lo importante es que ese 70% estuvo contento y no se quejó de nada raro en el tiempo que llevan con nosotros", afirmaron fuentes del Gobierno.
¿Le preguntaron al Presidente si Cristina Kirchner iba a volver, como lo hacían antes de la elecciones de octubre? "No, nadie le preguntó eso. Todos lo felicitaron por haber ganado esas elecciones", contestaron en la intimidad del hotel The Mark, frente al Central Park, donde Macri se alojó con Juliana Awada.
En el Gobierno se mostraron contentos porque la visita demuestra "la inserción argentina" en la región y su "regreso al mundo". Subsisten, de todos modos, problemas como el acuerdo económico del Mercosur con la Unión Europea, trabado por la negativa de Francia. "La relación con ellos es tensa", definió un miembro de la delegación, que no descarta un diálogo de Macri con el presidente francés, Emmanuel Macron, para viabilizar el acuerdo.
La crisis humanitaria en Venezuela preocupa al Presidente. "Ya dijimos que no es una democracia, que allí se violan los derechos humanos, que se persigue a la oposición, mucho más no podemos hacer", lo escucharon decir a Macri. En su encuentro del martes con el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, Macri reiteró esos conceptos. Más allá de las explicaciones del funcionario, que recibió un informe de la OMS sobre el estado de la salud venezolana y del aporte de Cáritas, desde el Gobierno esperaban "un poco más de acción concreta" como advertencia a Nicolás Maduro.
En su último día aquí, Macri se vio con directivos de la Cámara de Comercio Argentino-Norteamericana (Amcham) e inversores privados, antes de tomar el vuelo que lo llevó a la Argentina. Volverá a Estados Unidos recién en septiembre de 2018, para la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la que estuvo ausente este año.