Meses atrás, en busca de una mayor competitividad, la industria vitivinícola
y el gobierno mendocino reclamaban por lo bajo un dólar a $ 24. Resignados, en
las últimas semanas la industria pedía mejoras en los reintegros. Anteayer,el
Gobierno anunció una reforma tributaria en la que la alícuota de los impuestos
internos al vino, entre otras bebidas alcohólicas, subirá al 10%.
"Evidentemente, no entiende nada de las economías regionales y de la crisis a la
que fueron sometidas en la época K", explotó la vicegobernadora radical de
Mendoza, y aliada de Cambiemos, Laura Montero. Hablaba, claro, sobre el ministro
de Hacienda, Nicolás Dujovne . Estas expresiones se multiplicaban ayer en los
sectores que comenzarán, si se aprueba el proyecto de reforma tributaria oficial
en el Congreso, a pagar más impuestos internos.
En el Gobierno tienen una mirada completamente diferente. No sólo explican
que hay una intención de generar equidad (el agua paga un 4% de impuestos,
mientras que el vino y el champagne pagan hoy 0%), sino que además sienten que
el debate se parcializó, dentro de una reforma amplia, en los impuestos
internos. "Tienen una mirada muy parcial. Estamos bajando el costo del trabajo,
el impuesto al cheque, Ingresos Brutos, Ganancias. Todo eso es mucho más que el
impuesto interno", afirmaron ayer en el Ministerio de Hacienda, donde creen que
"sumando y restando, la reforma será buena para todos los sectores".
Cerca del ministro estimaron que el proyecto -que tiene 400 páginas y que será
enviado al Parlamento en dos semanas- será una sola ley y no varias. Además
contendrá una unidad de cuenta que servirá para actualizar las bases imponibles.
Se hará una vez por año y -estiman- se usará el IPC del Indec. Confían además en
que la economía crecerá, si se aprueba el proyecto sin tocar una coma, un 0,5%
más por año. En Hacienda son optimistas con los precios: "Van a bajar".
Mencionaron los autos y la ropa, entre otros productos que son caros en el país.
Sobre Ingresos Brutos se espera que luego de la ley de responsabilidad fiscal se trabaje con las provincias en un pacto fiscal para darle sobrevida al firmado en 1993. "Hoy las provincias tienen un déficit primario del 0,5% del PBI que se financia con parte de la masa coparticipable. Si cumplen la ley de responsabilidad fiscal y la economía se expande habrá superávit y tendrán espacio para una baja gradual de gravámenes provinciales", indicaron. La idea es bajar este impuesto distorsivo a la mitad, fundamentalmente en los eslabones productivos de la industria, el agro y el transporte, según afirmaron cerca de Dujovne.
Pero los impuestos internos, donde hay subas y bajas de acuerdo con la suntuosidad o la afectación a la salud, fueron el tema más cuestionado, sobre todo en las economías regionales. "Los que nos critican no están contemplando los ahorros en otros lados", destacaron en Hacienda, y citaron la baja en las contribuciones patronales, la posibilidad de una rebaja en Ingresos Brutos, la de tomar el gravamen a créditos y débitos a cuenta de Ganancias o la reducción de la renta sobre las utilidades si se reinvierten.
"Estamos analizando diferentes hipótesis mientras esperamos participar en el debate que el Poder Ejecutivo planteó para los sectores comprendidos en una reforma tributaria que, en su aplicación definitiva, debería resultar beneficiosa para todos los argentinos", dijeron desde el sector fueguino de electrónicos. Ayer, los integrantes de Afarte, que agrupa a esas empresas, se reunieron a las 10.30 para analizar la igualación de impuestos internos con el resto de los productores del país.
"El incremento de impuestos internos a las bebidas azucaradas generará importantísimas pérdidas de puestos de trabajo en la cadena azucarera", alertaron desde el Centro Azucarero Argentino. La Cámara Argentina de la Industria de Bebidas Sin Alcohol también rechazó la suba del 17%. "Un impuesto de estas características resulta distorsivo y discriminatorio, ya que penaliza sólo a una categoría en particular, sin considerar otros productos que contribuyen significativamente a la ingesta diaria de azúcar", esgrimieron. Alertaron por la pérdida de empleo.
Entre los tabacaleros reinaba aún cierta confusión. El Gobierno mantuvo la presión impositiva de los siete impuestos que paga el sector. Sin embargo, cambiará la configuración interna: sumará peso al impuesto de suma fija frente al que es proporcional a los precios. "Es para que los consumidores no se pasen a los cigarrillos de menor calidad", explicaron en Hacienda.