Ello permite atenuar, o más bien compensar, la presión negativa derivada de los grandes stocks que muestra el mercado en el mundo.
El problema está en la oferta que permite acumular este nivel de stocks.
Por el lado de la oferta es justamente nuestro país acompañado por Australia el que actúa como factor alcista en los precios.
Y Brasil también tendría inconvenientes en la producción. Se espera una reducción en el volumen de cosecha de alrededor del 25%. Se trata de algo más de 1,5 millones de toneladas.
En rigor, de acuerdo a la información oficial, Brasil cosechó 6,72 millones de toneladas en el ciclo pasado y ahora llegaría a tan sólo 4,8 millones de toneladas.
Respecto a nuestro país, se aguarda una baja de 1 millón de toneladas con relación a la última campaña. ¿Por qué?
El trigo en la Argentina se encuentra en la mayor parte en su etapa crítica. Sobre todo en la zona núcleo.
Las excesivas lluvias siguen afectando las plantas. Y las enfermedades que asolan los plantíos continúan alarmando a los productores quienes tratan de monitorear semanalmente la situación.
Se han detectado serios casos de infección de golpe blanco o fusariosis así como, también, roya del tallo.
Recordemos que las enfermedades foliares junto a las de la espiga (fusarium) son las que provocan un mayor impacto en la productividad.
En líneas generales, puede decirse que el riesgo potencial es máximo en la Mesopotamia. Y que resulta moderado a alto en el sudeste de Córdoba, en el sur de Santa Fe y en el centro-norte de Buenos Aires.
Respecto al sudeste de la provincia de Buenos Aires, el riesgo es moderado; y es de bajo a moderado en toda la franja oeste de la región triguera.
Con este cuadro, una oferta más ajustada en América del Sur debería presionar los precios en el mercado local a la suba.
En nuestro país, las declaraciones juradas de ventas al exterior (DJVE) muestran compromisos de exportación asumidos para trigo de la campaña actual por alrededor de 11,5 millones. Y además, cerca de 1,2 millones de toneladas comprometidas del ciclo 2017/18.
Así las cosas, deberíamos esperar precios sostenidos para el caso del mercado doméstico; relativamente distanciados de los niveles internacionales. O en todo caso, si llegase a haber una desmejora, ella no sería de la misma proporción en nuestro país.