Desde ayer a la mañana, las petroleras comenzaron a aplicar el aumento de entre el 9,5 y el 12% en el precio de venta de sus combustibles. Este es el tercer incremento del año, luego de los de enero (8%) y julio (7,2% para las naftas y 6% para el gasoil). Tras este ajuste, el litro de nafta súper en YPF, el más bajo del mercado, se vende a $ 21,71 en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, mientras que la Premium asciende a $ 24,99. Con estos valores, los surtidores argentinos están en el segundo lugar entre los más caros de América latina, según el reporte elaborado por el sitio especializado Global Petrol Prices (GPP).

Según este listado, Uruguay se mantiene como el país más caro para llenar el tanque, con un valor de US$ 1,55 por litro de nafta (unos $ 27). El segundo lugar corresponde a la Argentina, con un valor de referencia de US$ 1,37.

En el otro extremo del listado se ubican Venezuela y Ecuador, con precios de US$ 0,01 y de US$ 0,39 por litro de nafta, aunque cabe destacar que ambos países subsidian fuertemente los precios de los combustibles a su población.

Según GPP, que toma como referencia los precios al 16 de este mes, hay otros tres países cuyo precio supera el valor de un dólar. Son Chile (US$ 1,22), Brasil (US$ 1,21) y Perú (US$ 1,05). El listado de países latinoamericanos lo completan Paraguay (US$ 0,99), México (US$ 0,93), Colombia (US$ 0,76) y Bolivia (US$ 0,54).

Al explicar el aumento de los combustibles, ayer el presidente Mauricio Macri dijo que el Gobierno decidió equiparar los precios internos con los valores del crudo en el mercado internacional. "Estamos en un sistema energético en el que se puede importar y exportar sin impuestos, y vamos a pagar el combustible lo que vale en el mundo. Pasa que ahora en el mundo aumentó", afirmó el primer mandatario en conferencia de prensa.

Según GPP, el precio promedio del litro de nafta a nivel internacional es de US$ 1,08.

Durante 2017, el Gobierno había mantenido un esquema de reevaluación trimestral del precio de los combustibles. El acuerdo con las empresas petroleras incluía revisiones periódicas según la evolución del tipo de cambio, el precio de los biocombustibles y el valor internacional del crudo.