Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) prevé en términos nominales que en los próximos diez años crezcan los precios internacionales del complejo sojero y de los cereales, pero no superarían en mucho a la inflación mundial.

Así lo destaca un análisis de la Bolsa de Comercio de Rosario realizado sobre ese informe. Los organismos internacionales proyectan una demanda mundial de cereales y oleaginosas en crecimiento durante 2017-2026, pero a un menor ritmo que en la década pasada.

En tanto, las perspectivas por producto hasta 2026 se pueden resumir de la siguiente manera:

Maíz y trigo

"Es probable que los precios sigan en un nivel bajo a corto plazo debido a los bajos valores durante el período base (2014-16), las condiciones de crecimiento económico lento, los grandes stocks mundiales, los bajos precios del petróleo y un dólar estadounidense apreciado", señala el trabajo de la Bolsa rosarina.

"En el transcurso del mediano plazo, sin embargo, se prevé que los precios de los cereales aumenten en términos nominales, pero no lo suficiente para mantener el ritmo de la inflación, lo que indicaría una ligera disminución en términos reales", agrega.

Según el reporte, para el trigo y el maíz se esperan aumentos de precios reales limitados de menos del 1% por año.

En tanto, se prevé que el comercio mundial de cereales para 2026 aumente a 448 millones de toneladas, un 14% más que en el período base del trabajo.

Soja

"Se espera que el precio real del poroto de soja no se aleje demasiado de sus niveles actuales. En comparación con la última década, la demanda de aceite vegetal se está desacelerando considerablemente, ya que muchas economías emergentes (como China, Brasil y Sudáfrica) están llegando a un punto de saturación. Como resultado, se proyecta una pequeña disminución (de 1% por año) en los precios reales. Para las harinas proteicas, también se espera una disminución modesta de los precios reales (menos del 1% por año) debido a la menor demanda de importación y la mayor producción de harina de soja en el continente americano", precisa el trabajo.

"Debido a la demanda estancada de alimentos por habitante, la restricción en el crecimiento del sector del biodiésel y al crecimiento de la producción ganadera que usa harinas proteicas en muchas economías emergentes (aumentando la oferta de aceites), los precios del aceite vegetal disminuirán más que los precios de las harinas proteicas en términos reales durante los próximos 10 años", consigna.

De todos modos, en términos nominales, se proyecta que "todos los precios de los productos oleaginosos y sus subproductos aumentarán ligeramente durante la próxima década".

La Bolsa rosarina se detiene, no obstante, en el siguiente punto: la incertidumbre del mercado.

"Las políticas de biocombustibles en los Estados Unidos, la Unión Europea e Indonesia son también las principales fuentes de incertidumbre, ya que representan una parte considerable de la demanda de aceite vegetal en estos países. Por otra parte, los problemas e incertidumbres comunes a la mayoría de los productos básicos (por ejemplo, el entorno macroeconómico, los precios del petróleo crudo y las condiciones climáticas) tienen y tendrán una influencia considerable en el complejo de semillas oleaginosa", destaca el trabajo.

Para China, se aguarda que el consumo chino de harina proteica crecerá un 2,3% por año comparado con 7,9% por año en la década anterior, "siendo una tasa que aún excede la tasa de crecimiento de la producción animal".