Nadie duda sobre las oportunidades que la creciente demanda global representa para la Argentina. “Convertirnos en supermercado del mundo es un proyecto a largo plazo que necesita de un cambio estructural y un sustantivo aumento de las inversiones”, dice Fernando Vilella, profesor titular de la Cátedra de Agronegocios de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, y uno de los referentes que participan de Aliment.AR, la exposición B2B de alimentos, bebidas y tendencias que se llevará a cabo en Tecnópolis, del 8 al 10 de noviembre.
La Argentina tiene capacidad para alimentar a 400 millones de personas y está habitada por solo 40 millones. El Mercosur aporta el 32% del comercio mundial de alimentos y se calcula que podría llegar a dar respuesta al 50% de la demanda global.
En los últimos 50 años, la población mundial pasó de 3 mil millones a más de 7 mil millones en todo el planeta. Pero más importante que eso son los centenares de millones de pobres rurales asiáticos que transformaron su consumo cuando pasaron a ser de clase media. “En los últimos tiempos, 20 millones de personas por año migraron a la parte urbana de China, duplicando el consumo de proteínas animales, basadas principalmente en soja y maíz”, dice Vilella.
Y el futuro abruma. Gustavo Idígoras, ex agregado agrícola ante la Unión Europea y especialista en comercio internacional, acota que “en los próximos diez años se cree que en el sudeste asiático habrá 40 millones más de habitantes con altos ingresos, mientras que China e India podrían sumar más de 200 millones de personas a su clase media”. Para abastecer tamaña demanda mundial de alimentos, Idígoras destaca que en las próximas dos décadas habrá que duplicar la producción de granos e incrementar en 200 millones de toneladas la de carne.
Los desafíos Para Vilella, el principal reto es nada más y nada menos que lograr una correcta interacción del sector público y privado y trabajar estratégicamente. Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay tienen un 3,55% de la población mundial y exportan el 65% de la soja y el 39% del maíz que China requiere para su consumo. El bloque regional también provee al mundo más del 20% de la carne vacuna, el 28% del pollo y 12% del cerdo. Sin embargo, y pese a tratarse de un proveedor clave, Vilella considera que no se usó ese argumento de forma adecuada en la mesa de negociación y que estos países sudamericanos deberían unirse a la hora de tratar con grandes jugadores como China.
El especialista también sostiene que debe intensificarse el intercambio comercial de alimentos y bebidas con los vecinos. “Los países que más nos compran con valor agregado son los de Sudamérica”, resalta. Y suma: “También hay que poner el foco en la fabricación de alimentos con valor agregado”. En su opinión, el consumo de alimentos congelados de cocción rápida y los preparados fuera del hogar pasarían del 30% al 60% hacia el 2040 en países como China.
“Hoy la Argentina exporta más al continente asiático que al propio Mercosur”, aporta Marcelo Elizondo, especialista en negocios internacionales y director de la consultora DNI. Pero es en Latinoamérica donde más rápidamente Argentina debería crecer en términos de provisión de bienes elaborados. “Tenemos países con una enorme dimensión en sus mercados y de muchísimo consumo como Brasil —el 5º país más poblado del mundo— y México —que ocupa el décimo lugar—. Muchas de nuestras empresas, sobre todo las pymes, van a tener menos dificultades para entablar relaciones con estos países que en mercados más alejados”.
Para Gustavo Idígoras, convertirse en una superpotencia productora de alimentos y bebidas implica tres importantes desafíos: mejorar los sistemas productivos y comerciales, lograr estándares ambientales tanto en la producción como en la industrialización de los alimentos que tengan como objetivo reducir la cantidad de emisiones de gases efecto invernadero, y ajustar las condiciones laborales a los patrones internacionales.
“No podemos incurrir en el error de aferrarnos a que somos un país al que le compran productos aun cuando no tiene interés de venderlos”, aporta Félix Peña, especialista de la Fundación ICBC, e invita a trabajar en una reconversión de la estrategia de comercio internacional no sin antes considerar el momento histórico que atraviesa el sistema de reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), fuertemente cuestionado por el presidente norteamericano Donald Trump.
El camino está trazado. Los alimentos son el principal motor exportador de Argentina y de la región. Es el rubro que más nos conecta con el mundo.