CÓRDOBA.- Una ola de nuevos desarrollos tecnológicos, por fuera de la
tecnología clásica de insumos, se abre paso en el sector. Trae no sólo
competencias de la agronomía, sino sobre todo de sistemas, la electrónica y la
mecánica. Quienes se han montado sobre esa ola son en su mayoría jóvenes de
entre 30 y 35 años que armaron startups que se concentran en app, web y sensores
para monitorear desde los cultivos, las vacas hasta el riego.
Hay otra ola que viene y es la de la robótica aplicada. Ya hay en el mundo experiencias de robots que apuntan al control de malezas o el cuidado del ganado, por ejemplo, pero también en la Argentina hay muchos ojos posándose sobre esta tecnología
Además, entra a jugar la ola de otras tecnologías disruptivas que plantean
más oportunidades para desarrollar productos. Están en ese lote las tecnologías
de edición génica que permiten cortar un punto específico de secuencias del ADN,
concentrarse en algo específico y lograr productos que no tienen que recorrer el
largo proceso de regulación de los transgénicos.
De todo esto, de estas distintas olas que vienen como imparables, que salen en muchos casos de lo conocido o son llevadas adelante por nuevos jugadores, se habló durante el Congreso CREA Tech, que contó con más de 4000 asistentes y finalizó anteayer en esta ciudad.
Federico Bert, líder de investigación y desarrollo de Aacrea, aportó un dato que refleja la magnitud de los cambios con respecto a las nuevas tecnologías en el país. "Hemos visto en el último año y medio la aparición de 150 startups ligadas al agro pensando en soluciones con desarrollos que se concentran en app, web, sensores", expresó.
Se trata de emprendedores, en un 90% jóvenes de 25 a 30 años, que se agrupan de dos a cinco personas y de manera interdisciplinaria. "Vemos muchos agrónomos que se juntan con ingenieros en informática para desarrollos. En estas empresas muchos viven en el interior, por ahí no tienen un espacio físico, pero están conectados unos con otros", precisó Bert.
Como se informa por separado, en el marco del congreso en el CREA Lab se presentaron 18 casos de este perfil de empresas que va desde la automatización, la comercialización hasta las plataformas de redes.
Bert sostiene que hay cada vez más diversidad y esto es bueno para los mismos productores. "Antes tenías cuatro o cinco empresas grandes que desarrollaban la tecnología, pero ahora son cientos y desconcentran a la tecnología", apuntó. Para Bert, la Argentina está haciendo punta en la generación de nuevos emprendimientos. Falta, no obstante, que haya más acercamiento entre los inversores y los nuevos emprendedores. Se van formando más aceleradoras que tienen el capital. Hace tres años había una aceleradora y Bert ya contabiliza ahora cerca de diez. En algunas de ellas hay productores que ponen dinero para potenciar estos emprendimientos.
El horizonte de lo que se puede hacer es infinito. Jaap Rommelaar, un holandés experto en administración de empresas internacionales que en la Argentina trabajó en la mesa de comercialización de Nidera, parece haberse detenido en esto cuando uno de los ahora socios generó la idea de medir calidad comercial de cereales y oleaginosas con imágenes. Con ZoomAgri desarrollaron una aplicación que saca una foto para el análisis. Pero también están trabajando para que acopios y la industria hagan esto mismo con cajas que sacan fotos.
En ZoomAgri, que tiene como otras startups del agro ingenieros electrónicos y agrónomos mezclados, reciben granos de grandes jugadores del mercado y todo el tiempo obtienen imágenes con esa caja que toma fotos. A esa máquina le "enseñan" el trabajo con imágenes. Además, implementan algoritmos de inteligencia artificial y deep learning para identificar y medir calidad de las muestras. Se pueden determinar porcentajes de granos quebrados, materias extrañas, granos coloreados, insectos vivos, chamico, por ejemplo. Arrancaron con soja, maíz, trigo, cebada y girasol y van a trabajar con distintos modelos de cobro por la tecnología.
"Apuntamos a un análisis preciso (no a ojo) económico y para que un consumidor en destino incluso pueda recibir online los resultados", indicó. "Yo no elegí volver al mundo corporativo (tras salir de Nidera), sino a esto que me hace hervir la sangre. Si tenés algo interesante en la mano llegás rápidamente al mercado", se entusiasmó Rommelaar.
Alejandro Repetto, un ingeniero en informática, no tiene dudas de que para la Argentina también vendrán oportunidades por el lado de la robótica. Por caso, en el marco de una iniciativa en la que hay interacción con organismos públicos y privados se encuentra trabajando en un robot para combatir malezas resistentes de manera mecánica. Identificada la maleza, vía satélite, dron o con predicciones sobre la base del clima, se puede mandar un robot al lugar para controlarla. Allí podría aplastarla, calentarla con un láser para neutralizarla, cortarla o arrancarla.
En Australia, Alemania y EE.UU. ya hay antecedentes en esta materia. Por lo pronto, aquí hay un trabajo en desarrollo y para tener un primer prototipo nacional se necesitan US$ 500.000. Si se consigue ese dinero, en siete meses estaría listo el producto y luego de pruebas a campo en un año trabajar.
"Pensamos en robots chicos que funcionen como en un panal de abejas, cada uno de manera local, pero terminando de cubrir una gran superficie", dijo.
En CREA Lab, la firma Eslava presentó un vehículo agrícola experimental de manera autónoma con módulo pulverizador.
La edición génica, que permite editar, corregir y mejorar secuencias específicas de nucleótidos en el ADN de forma más sencilla, precisa y hasta económica, empezó a fines de los 90, pero tuvo una revolución en los últimos cuatro años. Con esta tecnología, cuyos productos no deben seguir el proceso de aprobación de los transgénicos, ya hay en EE.UU. de manera comercial una colza editada resistente a sulfonilureas y champiñones que no se ponen marrones.
"En menos de cinco años va a haber más productos por edición génica", dijo Esteban Hopp, referente internacional del INTA en agrobiotecnología y genómica. Podría venir una soja alto oleico que no tenga que pasar por los tiempos regulatorios de OGM.
Hopp destacó que hay muchas empresas trabajando con estas nuevas tecnologías y que les permite a firmas más chicas una capacidad de acción que ya no es exclusiva de las grandes empresas.
El desafío de la carne cultivada
CÓRDOBA.- (De un enviado especial). Mark Post apareció desafiante en un video que se transmitió en el congreso CREA Tech. "Gran parte de esta producción cambiará o desaparecerá", dijo sobre la producción ganadera y la industria cárnica tal cual se las conoce hoy. Profesor y presidente del Departamento de Fisiología de la Universidad de Maastricht (Holanda), Post creó la carne vacuna cultivada y presentó en agosto de 2013 la primera hamburguesa del mundo a partir de las células madre del músculo de la vaca.
Para Post, en tres a cuatro años este producto podría llegar a los restaurantes y en siete años estar en los supermercados. No obstante el optimismo, en una parte de su charla a través de video admitió que se necesitarán décadas para que esta industria se desarrolle. "Va a llevar tiempo e inversión", reconoció.
Los motivos por los cuales hace esta apuesta son diversos. Van desde que, remarcó, se espera un aumento del 70% en la demanda de carnes hasta 2050 hasta que se puede reducir la emisión de gases de la ganadería o atender a aquellos consumidores atentos al bienestar animal. "Usamos menos recursos para la misma cantidad de carne", dijo.