En la Bolsa de Chicago, donde la soja cerró la rueda con subas del 2,8%, el
componente emocional jugó fuerte ayer en el rumbo de los precios de la
oleaginosa. Tras la publicación del informe mensual de oferta y demanda de
granos del Departamento Agrícola de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en
inglés), los operadores respiraron aliviados. Esta vez no hubo "sorpresas
bajistas" como las padecidas en los tres reportes precedentes, en los que el
organismo reveló una oferta superior a la esperada. Ese hecho fue en sí mismo un
dato alcista, más allá de que el volumen récord previsto para la cosecha
2017/2018 se mantuvo inalterable, en 120,58 millones de toneladas.
Según el cuadro final de la jornada, las posiciones noviembre y enero de la soja en la plaza estadounidense sumaron US$ 9,83 y 9,74 al quedar con valores de 364,50 y de 368,36 dólares por tonelada. Estas ganancias, que llegaron a superar los 11 dólares en los instantes posteriores a la publicación del reporte oficial, dejaron el nivel de precios de la oleaginosa en lo más alto de los últimos dos meses y medio.
Al momento de buscar las explicaciones a la dimensión de la tónica alcista,
las cifras aparecen menos halagüeñas. Con la estimación de la actual cosecha
estadounidense fija en 120,58 millones de toneladas, frente a una previsión del
mercado de 121,03 millones, el USDA redujo de 33,56 a 33,29 quintales por
hectárea el rinde promedio nacional y lo ubicó un 1% abajo de los 33,63
quintales calculados por los operadores. No obstante, el organismo compensó ese
recorte con un aumento de la superficie que será para cosecha, de 35,91 a 36,22
millones de hectáreas.
Pero el hecho que terminó por inclinar la balanza hacia el terreno alcista fue la revisión de la vieja campaña estadounidense 2016/2017, dado que en ese ejercicio el USDA redujo de 117,21 a 116,92 millones de toneladas el volumen de la cosecha y elevó de 54,78 a 55,52 millones el uso doméstico. Esos ajustes -y otros menores- achicaron el stock final, de 9,40 a 8,20 millones de toneladas.
Ese recorte de la oferta impactó sobre las cifras de la nueva campaña y contribuyó para que las existencias finales 2017/2018 de los Estados Unidos fueran proyectadas por el USDA en 11,72 millones de toneladas, por debajo de los 12,93 millones del informe de septiembre y de los 12,17 millones previstos en promedio por el mercado.
En síntesis, el hecho de que luego de tres meses seguidos de "sorpresas bajistas" el USDA haya publicado cifras inferiores (rindes, cosecha y existencias finales) a las previstas por los operadores posibilitó que, más allá de la magnitud del recorte de la oferta estadounidense de la oleaginosa, el mercado quebrara la tendencia lateral vigente en las últimas semanas y renovara su apuesta por la oleaginosa.
La confirmación de esto último lo dio el reporte de la agencia Reuters con la actividad de los grandes fondos de inversión, que durante la rueda compraron unos 22.000 contratos de soja en la Bolsa de Chicago, equivalentes a casi 3 millones de toneladas.
Para acompañar la "jugada", los operadores sumaron al análisis alcista el atraso que se registra en la siembra de soja de Brasil y la incertidumbre que generan en la Argentina los excesos hídricos, que aún mantienen en suspenso los planes de trabajo para la nueva campaña.
Impacto local, medido
En el mercado doméstico el impacto de las subas externas fue más moderado, sobre todo para la soja disponible. En efecto, las fábricas ofrecieron 4450 pesos por tonelada para las terminales del Gran Rosario, $ 50 más que anteayer. Pese a la suba, el volumen negociado fue bajo, dado que los vendedores esperaban $ 4500 para desprenderse de su mercadería.
La soja de la próxima cosecha, con entrega en mayo, se cotizó a 265 dólares por tonelada, con una ganancia de 5 dólares. También en ese caso la propuesta quedó abajo de los 270 dólares pretendidos por los vendedores.
En su reporte mensual, el USDA ayer mantuvo sin cambios sus estimaciones sobre las cosechas de Brasil y de la Argentina, en 107 y en 57 millones de toneladas.