CÓRDOBA.- La Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), además de medir la participación del Estado nacional en la renta agrícola -en agosto el promedio nacional marcó 71,1%, seis puntos más que hace un año-, calcula ese valor para las provincias de Buenos Aires, Córdoba y San Luis (próximamente se incluirá Santa Fe). En la actualidad la hectárea que más tributa es la bonaerense (que también tiene la renta más alta), mientras que la puntana tiene rindes menores y una renta por hectárea más baja que los otros dos distritos.
El indicador -que resulta de dividir los impuestos por la renta (valor de la
producción menos costos de producción, comercialización y transporte)- es de
65,7% promedio para Buenos Aires, 68,5% para Córdoba y 68% para San Luis. En
términos absolutos, el impacto de los impuestos es mayor para los productores
bonaerenses que para el resto.
David Miazzo, economista de Fada, explicó a LA NACION que los datos revelan que en la imposición tributaria directa al campo las provincias tienen menos peso que la Nación, pero que -después, vía coparticipación- reciben parte de esos recursos. Sin embargo, advirtió que ese retorno "no es proporcional, menos todavía en el caso de las retenciones".
El gobernador cordobés, Juan Schiaretti, al proponer hace unos días eliminar
las retenciones en dos años y gravar la renta financiera insistió en que no es
justo que Córdoba aporte $ 23.000 millones por retenciones a la soja al año "y
sólo vuelvan $ 2000 millones, y que el grueso "se termine volcando en la Capital
o el conurbano".
El trabajo de FADA señala que los impuestos provinciales presentan divergencias. En el caso de Buenos Aires, significan unos $ 476 por hectárea, cifra a la que deben sumarse las tasas que cobran los partidos, que en la mayoría de los casos son viales y que, en promedio, representan $ 95 por hectárea.
Así, entre tasas e impuestos provinciales, una hectárea promedio en Buenos Aires debe tributar $ 555, lo que equivale al 3,3% del valor de la producción y al 6,2% de la renta. En el caso de Córdoba, una hectárea promedio tributa $ 310, lo que representa 1,7% del valor de la producción y 3,4% de la renta, y no existen las cargas municipales.
El informe señala que si en lugar de tomar el valor bruto de la producción se considera el ingreso neto de gastos de transporte de los productores, los impuestos inmobiliarios rurales de Córdoba y Buenos Aires quedan más parejos. Esto es así por la diferencia en los costos del transporte entre una provincia y otra.
"La asignación de recursos que hacen las administraciones provinciales de los ingresos que reciben por la actividad agropecuaria tampoco es equivalente -describió Miazzo-. Es lo que pasa con la inversión en caminos y en la seguridad rural."
El caso de San Luis se diferencia del resto porque tiene un impuesto inmobiliario rural sustancialmente más bajo que las otras dos jurisdicciones, pero cuenta con una especie de "derecho de exportación interno". Cobra una tasa que incluye "guías de campaña" y "certificados de venta".