La gran cantidad de agua en superficie que castiga vastos sectores productivos de la pampa deprimida, no es consecuencia de una situación devenida de un evento puntual, ni siquiera de un período húmedo. Es la continuidad de un comportamiento de varios años con precipitaciones por encima de las normales, que fueron consolidando una tendencia creciente de las napas freáticas. Mientras los niveles de agua subterránea permitían absorber los excesos pluviales, los anegamientos eran temporarios o en áreas reducidas y la situación de gran escala de algún modo se disimulaba. Esta situación ya no tuvo más soporte vía percolación hacia las capas profundas del suelo y en consecuencia el área anegada creció de manera extraordinaria en este 2017.
Por lo general, agronómicamente, se utiliza la línea de lluvia de 600 milímetros anuales para demarcar la frontera agrícola. En el mapa estamos representando las lluvias desde el primero de enero.
Podemos ver que sin haber ingresado al último trimestre del año, esa línea ya ha tomado toda la zona que comprende la pampa deprimida, pero sin embargo no se ha expandido significativamente hacia el oeste. En otras palabras se nota gran concentración de las lluvias sobre el este y bajo este contexto buena parte de la provincia de BA y LP han incorporado milímetros extras, los cuales tienen una muy escasa posibilidad de ser conducidos hacia cauces de evacuación, mediantes movimientos horizontales. Con las napas saturadas, sólo la evaporación es el mecanismo efectivo para reducir los anegamientos. La pregunta que cabe hacerse es: ¿de cuánto tiempo se dispone para que este mecanismo represente una mejora sustancial en las zonas anegadas? Por lo pronto, las lluvias modestas del último evento en el oeste bonaerense y LP, son la mejor noticia que puede esperarse. Este comportamiento pluvial ha permitido que la situación no se agrave y hoy por hoy, que el panorama no empeore ya es un avance.
Debemos remarcar también el este entrerriano y buena parte de Corrientes y Misiones con lluvias muy destacadas, aunque también son zonas con mejores posibilidades de drenar los excesos. Esta carga pluvial que se arrastra desde el inicio del año, no se está reflejando en el paso del mes de septiembre. Las lluvias en el centro norte de la Mesopotamia son temporariamente modestas. La semana entrante parecen activarse lluvias sobre Santiago y el oeste de Chaco, apartando la inestabilidad sobre el este. Este tipo de situaciones suelen aparecer en el norte, cuando el centro del continente comienza a calentarse. Se desarrollan sistemas de baja presión sobre el NOA, que terminan forzando un desplazamiento de las lluvias a zonas mediterráneas. Por lo pronto las reservas son buenas en el centro norte de Corrientes y un período relativamente modesto de precipitaciones es posible de sobrellevar.
Durante el mes de octubre, normalmente se ingresa en un período en que la atmósfera gana energía y contribuye al aumento de la inestabilidad. Esa energía extra comienza a favorecer los proceso convectivos y en consecuencia, reaparecen las tormentas que no necesariamente se comportan en forma homogénea. La conjunción de este mecanismo, más los pasajes frontales, se suman para promover el aumento en el volumen pluvial. Esto también facilita la expansión del área pluvial hacia el oeste. Todo esto se valida si hay suficiente cantidad de humedad.
Nos hemos pasado todo el invierno hablando de la inusual persistencia de los vientos del noreste y el constante aporte de aire húmedo que esta circulación promovía. Si la transición estacional es justamente la que opera a favor de esta circulación de aire, el escenario más probable para el mes de octubre es el que encuentre operativo y eficiente al flujo de humedad del noreste. Estas circunstancias, deberían servir para mantener el patrón pluvial activo y es poco razonable esperar que una seca se imponga en el mediano plazo.
Como mencionamos anteriormente, puede verse como favorable la expansión de este último evento pluvial hacia áreas del centro de CB. El complemento de este cambio en la distribución, presenta una oferta modesta al oeste de BA, LP y al sur del Salado, en consecuencia el patrón resulta benéfico, casi diseñado de acuerdo a las necesidades de los distintos sectores. Aún falta que las precipitaciones se expandan con mayor eficiencia hacia el oeste de CB, pero es un primer paso favorable.
Las estrategias para poder avanzar con las siembras de la gruesa en las zonas comprometidas con el agua, son muy difíciles de plantear. Aun cuando haya lotes altos con buenas posibilidades de evolución, la estructura de caminos rurales condicionará mucho los diseños de manejo que puedan hacerse para avanzar con la campaña en fecha.
Debería consolidarse un patrón seco sobre el sur de la región pampeana durante el mes de octubre para que podamos llegar al mes de noviembre con una idea cabal de cuál será el área que finalmente quedará fuera de toda posibilidad de implantación. A gran escala podemos decir que las áreas más afectadas, son más bien ganaderas, con lo cual, con una visión somera, la situación no sería de tanto impacto para la zona núcleo del país.
El comportamiento pluvial del mes de octubre se vuelve clave. Con el inicio del semestre cálido, las jornadas largas y el aumento de insolación, generan contextos favorables para el oreado de los suelos. Si el próximo mes cumple con su oferta normal, esto puede ser problemático para las áreas más comprometidas por el agua. Sería más que interesante que los próximos eventos pluviales vuelvan a dejar de lado a las zonas de anegadas de BA, mostrando un afianzamiento de lluvias más importantes sobre la franja central, con una expansión hacia el oeste.