El día martes de la semana pasada, el USDA publicó su informe mensual con las estimaciones de oferta y demanda global de granos.
La sorpresa fue mayúscula porque las proyecciones de producción de maíz y soja superaron las expectativas.
Pese a las estimaciones privadas, con problemas climáticos en EE.UU, el USDA proyectó el rinde promedio esperado de maíz americano en 106,6 quintales la hectárea. Es tan sólo un 3% por debajo del récord del año pasado.
Respecto a la oleaginosa, calculó un rinde de 31,4 quintales por hectáreas. Es decir tan sólo un 4% menos del máximo histórico obtenido en la campaña previa.
Con tales proyecciones el mercado reaccionó inmediatamente con precios hacia abajo.
Pero una vez pasado el impacto del anuncio, y en vista de los problemas climáticos que asolan las cosechas de Sudamérica, los precios comenzaron a mejorar.
De esta forma, la región sudamericana tomó parte en la formación de precios en Chicago.
La respuesta a tal participación es sencilla. Por una parte, Brasil sufre de falta de lluvias, en el centro y norte del país.
Por otra parte, nuestro país ha quedado herido con las precipitaciones excesivas. Se calcula que cerca de 10 millones de hectáreas afectadas. Y de éstas, alrededor de, 2 millones de hectáreas agrícolas tienen inconvenientes muy serios que hacen dudar del éxito de la campaña.
Además de los problemas que debe soportar el trigo, el maíz está amenazado en su fecha de siembra, por el exceso de humedad.
Las estimaciones del USDA hablan de un stock inicial de alrededor de 100 millones de toneladas.
Sin embargo, no es para asustarse. Al menos demasiado.
Porque habría una baja en la relación stock/consumo del 29% al 28%, a consecuencia de la acentuada demanda mundial.
Además, es razonable poner en duda las estimaciones publicadas por el USDA.
En definitiva, tan sólo un 5/7% de la superficie de maíz está trillada. Y apenas un 22/25% de la soja se ha levantado.
Recién cuando EE.UU. se aproxime al 60% de la superficie realmente trillada, tendremos más claro si las estimaciones se acercan a la realidad.
En rigor, sospechamos que los números publicados por el USDA resultan algo optimistas.
En tal caso, cuando el mercado acuse recibo de tal presunción, podría haber algunos saltos en los valores. Habría que aprovechar tales oportunidades.
Respecto al mercado local, vale la pena tomar en cuenta que la evolución del dólar, por lo menos en los próximos dos o tres meses, será por debajo de la tasa de inflación.
Los inversores financieros, hoy, apuntan a los pesos. Hay una enorme cantidad de dólares provenientes del sistema financiero y no de los granos y de los subproductos.
Las tasas por pesos superan el nivel del 27 % anual. Los bancos, empresas e inversores aprovechan que las tasas de las Letras, en el mercado secundario, están muy por arriba de la inflación.
Por lo tanto, veremos una tasa de depreciación del dólar que conlleva apreciación del peso. Este proceso tiende a realimentarse con el permanente ingreso de fondos. Y es de final incierto.
Pero, por lo menos, dos o tres meses de vida tiene. Seguramente, antes de que se acerque a un final desagradable, la autoridad monetaria cambiará de estrategia. Y en tal caso, el dólar iniciará un recorrido en suba.