A su vez, esto implicó la molienda de 7,5 millones de toneladas de poroto,
que además rindieron unos 6 millones de toneladas de harina, detalló a LA NACION
una fuente de la industria aceitera local, para graficar el movimiento que
implicaba la demanda estadounidense, ahora virtualmente perdida.
Y si bien en el mercado se impuso la cautela por lo reciente de la medida, lo concreto es que frente a la pérdida de una "boca de demanda" que atañe a todo el complejo sojero, se abre un signo de interrogante sobre el futuro de los precios del poroto de soja, el eslabón de la cadena que afecta directamente a los productores. "Lo que diga hoy es sólo una especulación hasta tener el panorama más claro entre lo que ya se exportó en forma anticipada para ganarle a esta medida, que se veía venir, y lo que no se logre colocar. Pero es innegable que tendrás un remanente de aceite presionando sobre el mercado y para el que habrá que salir a buscar destinos, sea para exportar como producto o para usarlo como materia prima ante un nuevo comprador de biodiésel", explicó un operador.
En el mercado local ayer no hubo impacto sobre los precios. La soja
disponible se mantuvo en $ 4250 la tonelada y la oleaginosa de la próxima
cosecha se cotizó a US$ 250 para la zona del Gran Rosario.
Sí hubo impacto en Chicago, donde el valor del aceite de soja trepó casi un 2%, al pasar de 750,89 a 765,44 dólares. Ese movimiento encontró sustento en la especulación con una mayor demanda interna de aceite para elaborar biodiésel. Pero como para obtener más aceite se genera mucha más harina, su precio bajó cerca del 0,70%, al cerrar en US$ 323,30. Para la Argentina, una baja global del valor de la harina de soja no sería una buena noticia: según el Indec, en 2016 ése fue el principal producto exportado, con ingresos por US$ 9971 millones y una participación del 17,3% sobre el total.