La intervención forzada del gobierno anterior en el mercado de ganados y carnes, orientada a la supuesta defensa de la "Mesa de los argentinos", y basada en la limitación a la exportación y el subsidio a la producción y faena de animales para el mercado interno (subsidio a feed lots), modificó de manera significativa el modelo de producción ganadera argentina, que dejó de lado la recría, una alta participación en la faena de novillos y el engorde de terneros a continuación del destete, con la consecuente caída en la oferta de novillos.
Ese "modelo" antiexportaciones generó como resultado la pérdida de más del
55% de los novillos disponibles, según la información generada por el Senasa (de
más de 6,5 milones de novillos se bajó a menos de 3 millones de stock).
La mala noticia es que aun cuando se removieron los desincentivos mencionados a
partir de la asunción del nuevo gobierno, el stock de novillos no deja de caer.
¿Por qué es tan importante la producción de novillos? Porque sin ellos la
recuperación del protagonismo de las exportaciones, por más esfuerzos que se
haga en la apertura de mercado, no es posible. La carne de novillos es la
materia prima exportable por excelencia. Si no se incrementa la producción de
novillos, no se puede esperar un incremento en el peso medio de faena, aun
cuando persista la prohibición de faena de animales con menos de 300 kg vivos.
Esta medida, que se puso en vigencia en diciembre de 2005, no ha generado incremento en el peso medio de faena. La información oficial indica que en el primer año de la medida el peso medio de faena fue de 226 kg/res, en tanto el peso medio de faena de los primeros 5 meses de 2017 muestra un peso medio de 224,6 kg. No se avanzó absolutamente nada.
Cuando uno compara lo ocurrido en Uruguay, de características productivas similares a las nuestras, ve como el peso medio que en 2006 era de 231,5 kg/res en los primeros 5 meses de 2017 promedia 252,8 kg/res, con un incremento en 11 años de 21,3 kg/res o un 9% más por cabeza faenada.
Para que se comprenda la diferencia, si hubiéramos seguido el mismo camino que nuestros colegas uruguayos, con el mismo nivel de faena hoy estaríamos disponiendo de 150.000 toneladas más de carne equivalente res con hueso o el equivalente a 3,5 kg más para consumo interno por habitante/año o 55% más de volumen exportado.
¿Qué es lo que se puede hacer? Desde el inicio de la Mesa de las Carnes se viene insistiendo en la necesidad de generar incentivos para que, vía precio o beneficios impositivos, los productores dejen de faenar terneros y novillitos, reinicien los procesos de recría e incrementen la producción y oferta a faena de novillos.
Vía precios resulta difícil porque las empresas exportadoras están pagando un precio en US$ por kg res de novillos que resulta 5% más caro que en Uruguay y 30% más que en Brasil, soportando adicionalmente la falta de competitividad por el "costo argentino". Es por ello que en la reunión con el presidente Macri se acordó trabajar para buscar soluciones que eventualmente pasen por incentivos fiscales. La Mesa de las Carnes viene insistiendo en un esquema de desgravación del novillo pesado a efectos del impuesto a las ganancias, que puede generar respuesta inmediata, sin costo inmediato, ya que el ingreso fiscal se genera al año siguiente de su puesta en marcha y que genera incremento en ingresos fiscales inmediatos vía IVA y otros impuestos internos, incrementa mano de obra en la producción y la exportación, genera mayor oferta de carne al mercado interno y dinamiza todas las actividades de la cadena de ganados y carne.
Esperemos que no se demore alguna acción concreta para no perder las oportunidades de recuperar protagonismo en un mercado internacional que demanda carne y está dispuesta a pagarla.
El autor es consultor ganadero