En la sede del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), integrantes del Organismo y de distintas instituciones participaron del taller “Una visión holística y dinámica del Programa de Mosca de los Frutos”.
Las jornadas de trabajo tuvieron como eje central analizar la situación actual del Programa, detectando necesidades y posibles soluciones, e identificando ejes estratégicos de trabajo bajo una mirada nacional e internacional, que integre factores internos y externos que puedan afectar la dinámica de la plaga, como es el caso del cambio climático.
Del encuentro participaron, además, personal de los distintos subprogramas del Programa Nacional de Control y Erradicación de Mosca de los Frutos (Procem), de la Fundación Barrera Zoofitosanitaria Patagónica (Funbapa), del Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria Mendoza (Iscamen) y de los gobiernos provinciales.
El vicepresidente del Senasa, Guillermo Rossi, explicó que “fue un desafío muy importante poder contar con expertos nacionales e internacionales en mosca de los frutos, y además debatir con los referentes provinciales y regionales un aggiornamento del programa de control y erradicación de esta plaga”.
“Desde la Dirección Nacional de Protección Vegetal proponemos a los sectores involucrados discutir cuál va a ser el futuro del Programa en el marco de la nueva Ley del Senasa, y la posibilidad de trabajar con responsabilidad cada uno de los integrantes de la cadena”, afirmó el funcionario.
Al respecto, el director nacional de Protección Vegetal, Diego Quiroga, aclaró que “una de las revisiones que se propone realizar es la actitud del productor respecto del programa. Por mucho tiempo el Estado nacional y los gobiernos provinciales fueron los responsables de que el programa se llevara adelante. Hoy creemos que es clave que el productor se involucre mucho más, que entienda que el componente sanitario de su producción es clave para él, en primera instancia para evitar pérdidas de la producción y para acceder a mercados internacionales que son cada vez más exigentes”.
En cuanto a la situación de la plaga en el país, Rossi sostuvo que “va variando de acuerdo al cambio climático, y por las distintas estrategias de manejo y de control. En la medida que no podamos avanzar en un mejor manejo de los cultivos y evitar los montes abandonados se va a hacer más difícil controlarla. De todas maneras, mantenemos la provincia de Mendoza y la Patagonia como áreas libres reconocidas por el Senasa e internacionalmente por diversos mercados”.
En tal sentido, Quiroga explicó también que “tener hoy áreas libres es un beneficio económico muy importante. Por ejemplo, en la Patagonia ahorramos alrededor de 3 millones y medio de dólares para los productores y exportadores de manzanas y peras. Esto se da porque se evita la necesidad de aplicar tratamientos de bromuro de metilo, de frío para combatir la plaga, que son muy costosos”. Y agregó: “Por esto es clave para el país mantener los dos oasis de Mendoza, el Centro y el Sur, y a la Patagonia como áreas libres, pero de todas maneras hay que seguir avanzando en el resto del territorio, para alcanzar nuevas áreas libres de la plaga”.
Del taller participaron, además, el director de Fruticultura del Ministerio de Agroindustria de la Nación, Luis Machera, y la directora de Sanidad Vegetal, Wilda Ramírez, y los directores de los centros regionales Cuyo y Patagonia Norte, Carlos Lehmacher y Ricardo Sánchez, respectivamente.