Lo primero que hay que advertir es que lo malo no es el sistema, sino los dirigentes políticos que no lo aprovechan y se niegan a competir pese a que ellos sancionaron la ley.
La primera es Cristina Kirchner, que impulsó las PASO como Presidenta en 2010, y ahora reniega del sistema. El segundo es Mauricio Macri, que llegó a Presidente gracias a una PASO y permitió que su delfín Horacio Rodríguez Larreta le niegue las PASO a un socio de Cambiemos, la UCR.
Más allá de si Martín Lousteau sea o no afiliado del radicalismo, la Coalición o el Pro, que no lo es. La UCR tenía derecho a competir.
Cristina Kirchner le hubiera ganado seguramente a Randazzo y hubiera tenido una interna polarizadora y movilizadora que hubiera hecho crecer sus posibilidades en octubre. Larreta podría haber sumado los 45 puntos del Pro y los 20 de Lousteau y le podría haber ganado en octubre al kirchnerismo por 65 puntos de manera aplastante.
Podría haber neutralizado a un derrotado Lousteau para 2019 (para la Ciudad) y en lugar de 5 o 6 diputados podría haber sacado 8 o 9. Y tendría a Lousteau dentro de la lista y del bloque de legisladores. Ahora tendrá 2 o 3 diputados de Lousteau que votaran en contra de Macri en el Congreso. Dejó a un adversario resentido y con excusas para cruzarse a la oposición.
El hecho de que el sistema de las PASO casi no se usará en 2017 no quiere decir que no se haya usado exitosamente en 2015 o que no se vaya a usar en 2019 de manera muy conveniente. Además, en octubre se usarán… Poco, pero se usarán. En algunos distritos puntuales y en el PJ bonaerense, donde se enfrentarán Randazzo contra Ishii.
En 2015, las PASO sirvieron para dirimir un candidato a presidente en Cambiemos, que fue la fuerza que finalmente ganó la elección. Más allá de que Macri sacó mucha ventaja sobre Carrió y Sanz, la interna primaria fue movilizadora y generó expectativas, debate de ideas, y animó la campaña. Entusiasmó a mucha gente que fue a votar. Tonificó la competencia y calentó la esperanza del cambio que muchos querían, incluso los votantes de Massa.
El peronismo iba a ir a una PASO entre Scioli y Randazzo, pero Cristina bendijo a Scioli (con Zannini en su fórmula) y obligó a Randazzo a guardarse. Randazzo ahora no se la perdonó y le exigió a ella a ir a las PASO, y ella abandonó el PJ. Son tan útiles las paso que aterran hasta los propios creadores del sistema. Por algo será.
¿Cómo dicen que no sirven las PASO? Anibal Fernández compitió en las PASO contra Julián Dominguez. Fue también una primaria que movilizó al peronismo y generó fuertes debates y hasta subidos de tono. Gracias a esas PASO, Aníbal ganó y fue candidato. Ese hecho fue clave para Macri y para María Eugenia Vidal, porque polarizó al electorado.
El cambio político que hubo desde 2013, precisamente, se debió a las PASO. En Buenos Aires se enfrentaron Insaurralde (Cristina Kirchner), De Narvaez y Massa. En las primarias, Insaurralde y Massa casi empataron. Y ese mapa modificó la conducta de los electores en octubre. Sobretodo a los de De Narváez que en gran parte se volcaron hacia Massa para castigar a Cristina. Y ese dato fue clave para el triunfo de Massa.
En 2011, el sistema se estrenaba y los políticos no lo comprendieron. Cristina fue sola y toda la oposición fue fragmentada en lugar de unirse y competir en primarias y sacar un candidato fortalecido que pudiera polarizar contra la entonces presidenta. Resultado: ningún opositor superó los 12 puntos y Cristina sacó 51 en la primaria y 54% en la general. Las PASO les hubiera dado a los opositores una manera de emparejar la elección.
Eso lo aprendió Carrió y por eso en 2015 se unió con Macri y obligó a la UCR a formar Cambiemos. Había aprendido de su 1,8% de 2011. Al peronismo había que jugarle unidos y las PASO eran la mejor herramienta.
Las primarias permiten un voto espontáneo a la sociedad en la primaria y un voto más reflexivo en las generales. En ello se parece al sistema de doble vuelta en las elecciones presidenciales. Con ambas vueltas se puede sincerar mejor el humor de la sociedad para elegir el rumbo político que ella misma se quiere dar. Y al existir un doble filtro los votantes tienen oportunidad de corregir su voto si sienten que su opción original no era la mejor.
Sí, eso cuesta un poco más de plata. Pero permite un voto más racional. La democracia también tiene gastos, que se podrían rebajar, por ejemplo:
1- Con la boleta única electrónica (para no tener que imprimir millones de boletas y amortizar las máquinas en varias elecciones),
2- Con la elección uninominal por circunscripción (chau boleta sábana y a votar al que conocemos)
Y con muchos otros mecanismos que la política tradicional no quiere discutir. Ese es el verdadero foco del debate: cómo mejorar el valor de tu voto. Pese a las críticas y a los costos, PASO a PASO se construye la democracia.
Fuente: Blog de Mariano Obarrio