Tener un mercado de futuros y de opciones de compra y de venta sobre futuros
de granos es un lujo argentino que pocos países tienen. En todo el mundo, el
mercado más grande de futuros de granos está en Chicago, que refleja lo que
ocurre con los precios en Chicago, lugar de entrega de un mínimo porcentaje de
lo negociado allí, asegurando que esos precios de futuros estén íntimamente
vinculados con la realidad del mercado físico local.
Por eso utilizar contratos de Chicago para cubrir riesgo de precio argentino tiene la ventaja de poder entrar y salir a las posiciones con gran agilidad por contar con gran liquidez. Pero también tiene el gran riesgo de la falta de paralelismo entre lo que ocurre en Chicago y lo que ocurre en el mercado argentino, lo que puede distorsionar la lógica de las coberturas de riesgo precio.
El Mercado a Término (MATba) refleja la realidad de los precios que afectan
al productor argentino, permitiendo coberturas de precio ajustadas a la realidad
vernácula.
Algunos productores argentinos ya están realizando en el MATba operaciones de compra de opciones sobre futuros de trigo enero, maíz abril y soja mayo de 2018, que permiten establecer "precios sostén" en forma particular a un bajísimo costo. Es importante que en estos días, al realizar los planes de siembra para la campaña 2017/18 que comienza, los productores estimen sus costos de producción del grano puesto en el puerto para cerciorarse si los pisos de precio que pueden establecerse mediante el pago de una prima y pequeños costos operativos les asegura un piso de rentabilidad proyectada.
Una vez establecidos esos pisos de precio, los precios podrán bajar todo lo que sea, pero el productor dormirá tranquilo respecto de ellos.
Hoy, realizando una pequeña inversión de entre 4 y 5 dólares por tonelada comprando opciones de venta o puts es fácilmente obtenible un piso de 145 dólares por tonelada para trigo Buenos Aires enero de 2018, de 137 dólares por tonelada para maíz Rosario abril de 2018 o de 228 dólares por tonelada para soja Rosario mayo de 2018.
Para saber si esos pisos son altos o bajos, no hay que compararlos contra otra cosa que no sean los costos de producción del grano puesto en el puerto. Lo peor sería no cubrirse contra la baja de precios y quedar expuesto a ver cómo algunos días del año los precios pueden subir o bajar 10 o 20 dólares en un solo día.
Y si el precio bajara el daño que se puede sufrir no tiene límite. Mientras que el costo de establecer un piso de precios, eliminando ese riesgo y quedando abiertos a captar toda una eventual suba del calibre que sea, hubiera sido bajísimo.
Es el sueño de todo productor: un "precio sostén" privado y elegido por él mismo, y si sube el precio, se capta la suba.
Para la campaña 2016/17, en el estadío cosecha y post-cosecha, debemos tener en cuenta otras cosas. Lo que ocurre siete u ocho años de cada 10 es que el precio del grano disponible sube un promedio de 17% en dólares para maíz y soja desde cosecha hasta fin de año, y un promedio de 11% para trigo entre cosecha y julio.
Los pisos de precio constan de un instrumento de piso y otro instrumento de captación de subas. Para grano físico sin precio, el piso se logra comprando puts, y la captación de suba la realiza el grano físico. Cuando se pone precio al grano mediante fijación o venta a precio, el piso lo provee el grano con precio, y la captación de suba la realiza la valoración de las primas de las opciones de compra que se compraron pagando una prima, simultáneamente a la venta de cereal físico.
El dilema de cuándo vender se resuelve, utilizando opciones, de la siguiente forma: conviene mirar los pases, que son las diferencias de precio entre el presente y los precios futuros de los meses de máximo precio esperado especificados más arriba. Con un pase alto (mayor a la tasa de interés aplicable) es conveniente guardar el grano al que no se le puso precio, totalmente protegido por puts que garanticen un piso superior a vender a cosecha. Si con un pase no suficientemente alto eso no se puede lograr conviene vender el grano y comprar calls de un mes coincidente con el mes de máximos precios, que se apreciarán si sube el precio futuro de ese mes. Para el maíz se trataría de calls de diciembre y para soja calls de noviembre.