En las elecciones 2015, el “círculo rojo” (empresarios, prensa, influyentes,
opinión pública bien informada, etc.) propuso a Macri un acuerdo con Massa (cuyo
principal activo político era haberle abortado al kirchnerismo –dos años antes-
la re-reelección) para evitar el triunfo de Scioli. El principal estratega
electoral, Durán Barba, se negó a ello –basado en el criterio que “la gente no
quiere acuerdos o pactos”- y tuvo éxito. Puede decirse que Massa perdió la
elección de 2015, cuando se logró que el Frente Cambiemos contara con el
invalorable aporte de la UCR, en la reunión de Gualeguaychú.
Macri Presidente definió el rumbo de la política oficial en dos aspectos
principales:
a) una estrategia de reinserción en el mundo, para cambiar diametralmente la
situación argentina y mostrar que no íbamos a ser Venezuela (Massa lo acompañó a
Davos); y
b) un combo económico, que incluyó políticas de shock para salir del “cepo” y
resolver el tema hold-outs, acompañado con gradualismo macroeconómico.
La política exterior fue correcta y bendecida incluso por un Obama en
retirada, mientras que, en lo económico, se cambió exitosamente lo urgente sin
modificaciones sustantivas en lo importante. El modelo macro gradualista incluyó
tres aspectos sustantivos:
-avances impactantes en la recomposición de algunas tarifas públicas (no
siempre exitosos);
-disminución gradual del déficit fiscal (nulo éxito) y pauta inflacionaria
muy modesta; y
-revisión de los contratos de infraestructura y obra pública hasta poder
iniciar, recién en Setiembre, “el más ambicioso plan de la historia”.
En lugar de hacerlo (gestionarlo) solo, como había planteado Durán Barba en
la campaña, el gobierno Macri eligió un rumbo de acuerdos tácticos con los
sectores sensatos de la oposición, para conseguir llevar a cabo las promesas
electorales. Esto, teniendo en cuenta la clara minoría oficialista en la Cámara
de Senadores y la habilidad negociadora de “las lanzas” de Cambiemos, en la de
Diputados.
Como la gestión del déficit fiscal fue menos que gradualista, hubo que
financiarlo con deuda,- aprovechando la baja tasa de interés mundial-, haciendo
partícipes a las provincias en el acceso al crédito externo. La base de la Liga
de Gobernadores del PJ, que se reuniera a mediados de Mayo, -a fin de evitar
nacionalizar sus elecciones locales y separarse claramente del kirchnerismo y de
lo que ocurra en la provincia de Buenos Aires-, está dada por el acceso de las
provincias al financiamiento externo y los programas de infraestructura que han
dinamizado (poco) la economía, desde Setiembre hasta hoy.
A fines de 2016, ante el éxito del blanqueo, la expectativa de una buena
cosecha, el inicio del plan de infraestructura y la dispersión-implosión en la
conducción gremial, y aconsejado por el gurú ecuatoriano, el gobierno Macri
homogeneizó la gestión y definió su estrategia electoral de polarización con el
kirchnerismo, sin contar como aliados a la oposición sensata y gozando de la
anuencia del silencio prudente de la Liga de Gobernadores del PJ.
Los brotes verdes aparecieron, pero nadie los siente; inclusive. en el campo.
hay cierto desasosiego. La situación económica no parece ser crucial a la hora
de las elecciones del 22-O y, en los últimos meses, pero sobre todo desde el 25
de Mayo, la cuestión es: la provincia de Buenos Aires y la candidatura de CFK.
Ahora sabemos que es muy probable la presencia de la Doctora en las listas.
Procederemos a construir escenarios para dos períodos bien claros: los cuatro
meses y medio que faltan para el 22-O y la segunda etapa del gobierno Macri,
desde el 23-O en adelante.
Hasta el 22-0
Alterando las metodologías habituales, propondremos como escenario base E0
que, aunque no se hace nada sustantivo en lo económico, se complican las cosas
entre el momento de confirmación de la candidatura de CFK y el 22-0. Por
ejemplo: a) se posponen las inversiones privadas ante el riesgo de que Ella vaya
al Senado; b) se debilitan alianzas, incluso con el campo y otros sectores
afectados por el atraso cambiario; c) se vuelve a un cierto activismo gremial y
de calle, muy vinculado a como den las encuestas y a la interna del peronismo-kirchnerismo;
y d) se posponen consumos de sectores medios, ante el riesgo de que el ajuste
venga después del 23-0. En este escenario, la inflación podría rondar el 25%
anual, pero el crecimiento económico se resentiría en cierta medida (se recupera
lo perdido en 2016).
El escenario alternativo, E1, supondría que el gobierno advierte que la
economía no es neutra ante la presencia de Cristina y activa la gestión dormida,
con el deseo de recomponer la alianza triunfante en 2015. Algunas medidas
podrían ser: a) inicio de la austeridad fiscal, con una reducción de los
ministerios y secretarías; b) reforma tributaria mínima, pero proveedora de
alivio a sectores exportadores o de competitividad declinante; c) enunciado más
preciso de un rumbo a largo plazo, para evitar que la votación sea contra
Cristina y en su lugar haya una nueva “ilusión de cambio” y d) reactivación
legislativa, atendiendo a acuerdos futuros pos-electorales con la oposición
sensata, el PJ no K, y la Liga de Gobernadores. Se trataría siempre de polarizar
con Cristina, pero tratando de consolidar la alianza implícita con los
Gobernadores piolas del PJ (y serenar “la lleca”).
Es temprano para definir cuál escenario es el más probable. Pero,
seguramente, el discurso “aunque no está todo bien en lo económico”, Macri nos
sacará del problema, se verá fuertemente afectado por el riesgo de CFK en el
Senado, aún derrotada electoralmente, lo cual no le impedirá la reconstrucción
de la “oposición peronista” al gobierno Macri, en caso de ajuste. Ya los
Gobernadores “amigos” mostraron su preocupación ante esta eventualidad.
Después del 23-O
Si gobierno y kirchnerismo logran la polarización deseada por Durán Barba,
claramente hay dos escenarios. Yendo del menos peligroso al más peligroso,
podríamos plantear:
E0 - El kirchnerismo pierde en Buenos Aires pero la Doctora es senadora. Al
gobierno le costará manejar la cuestión sindical y renovar su acuerdo con la
Liga de Gobernadores, para enfrentar los imprescindibles cambios que demanda la
economía argentina. Esto es: ajuste de tarifas, reforma del Estado y reducción
del déficit, reforma laboral y previsional, revisión del federalismo fiscal,
etc.. Entretanto, el margen de Pichetto en el Senado, para evitar el aluvión
Cristina, será mínimo, lo cual impedirá prácticamente pasar por el Senado
cualquier proyecto de Ley que incluya alguna variante del ajuste. Macri sería
“el gran vetador” de leyes populistas.
E1 - El kirchnerismo gana en Buenos Aires. En este caso, claramente habría
corrida cambiaria (incluso podría iniciarse ni bien las encuestas insinúen el
triunfo de CFK), los problemas macroeconómicos, de inflación y tasas de interés,
se volverían difícilmente manejables, los reclamos gremiales se acelerarían y la
gobernabilidad que garantiza la Liga de Gobernadores, se vería dramáticamente
afectada. Ni hablar de gestar un poder político suficiente para encarar las
reformas de Cambiemos, que no fueron llevadas a cabo en 2016, cuando “escobita
nueva barría bien”.
Una vez más, nadie sabe cuál será el escenario que viviremos en los dos
períodos bajo estudio. No obstante ello, hay algunas consideraciones que vienen
al caso:
-Las estrategias electorales de Durán Barba no son un Programa de Gobierno y,
menos aún, un modelo político de gestión y probablemente, la confusión entre un
éxito electoral y un desarrollo político-económico se disipe el 22 de Octubre a
la noche: una cosa es ganar elecciones, otra es ganarlas con un sentido
estratégico y un rumbo y otra más difícil es que el rumbo elegido permita la
continuidad política de Cambiemos hasta 2023.
-En el fondo, la mesa chica del macrismo, ha repudiado todo tipo de acuerdos
políticos con la oposición sensata e incluso ha dejado caer acuerdos implícitos
con un radicalismo poco digno de merecer más que algún cargo, ya que no hizo
nada por proponer alternativas estratégicas, suponiendo que las tuviera ( y si
lo hizo, Durán Barba “las acostó” rápidamente).
-El Presidente tiene claro el rumbo y ha permitido que Durán Barba fije proyectos, estrategias y modelos de gestión, sin acuerdos políticos, haciendo abuso de su carácter de asesor estrella. Cambiemos es hoy el rumbo del Presidente, sin dudas correcto, sin un proyecto de largo plazo superador de la frase “evitar que vuelva el populismo” y/o “ganarle a Cristina”. Para el país, esta discusión es casi primitiva, por no decir lamentable.
Fuente: Años de Campo