El Gobierno definió la estrategia de abastecimiento de energía para el invierno, la época más crítica del año. Se puede resumir de manera sencilla: se importará todo el gas posible y el resto se cubrirá con combustibles líquidos. De esa manera, el suministro de gas a hogares estará garantizado, como suele ocurrir, aunque pese a ese esfuerzo faltará combustible para las industrias en los días más fríos del año.
El presidente de Enarsa, Hugo Balboa, mostró ayer los cálculos del Gobierno
con respecto al suministro para este invierno. De esos números se desprende que
el país gastará US$ 1689 millones entre junio y agosto de este año (US$ 317
millones de Bolivia, US$ 324,8 millones en gas licuado que llegará al puerto de
Bahía Blanca, otros US$ 342 millones de gas que desembarcará en Escobar y US$ 82
millones de gas importado de Chile, que el año pasado generó cierta polémica).
Todas esas compras las realizará Enarsa.
A esas cifras se les suman otros US$ 621 millones de gasoil que importará
Cammesa, la compañía que administra el mercado eléctrico mayorista.
Balboa defendió la importación de gas de Chile, que comenzó el año pasado,
por diversos motivos. Según el presidente de Enarsa, Bolivia, que suele tener un
precio conveniente, también suele incumplir el contrato de abastecimiento con la
Argentina, algo que resiente el suministro en el invierno. Más aun: en una
reunión que mantuvieron Balboa y el ministro de Energía, Juan José Aranguren,
con su par boliviano, Luis Sánchez, en febrero pasado, este último les anticipó
que su país seguiría con problemas para cumplir con el contrato de suministro
firmado durante el kirchnerismo.
El contrato de importación de Chile ya está acordado entre Enarsa y ENAP, la
compañía estatal petrolera de ese país. Para que esté del todo vigente, falta la
aprobación del directorio de la firma local.
Balboa mostró el precio de importación de gas de diversos orígenes. El más barato es el de Bolivia. Entre junio y agosto costará US$ 4,94 el millón de BTU, mientras que el gas natural licuado que llega a Bahía Blanca costará US$ 6,98 y el de Chile, US$ 8,07. Según Balboa, si el país no contara con suministro de gas de Chile debería desembolsar US$ 1730 millones para asegurarse el suministro en el invierno, es decir, US$ 41 millones más que lo previsto.
Por otra parte, Balboa informó que Enarsa rescindió el contrato para la construcción de uno de los tramos del Gasoducto del Nordeste Argentino (GNA), una de las mayores obras de infraestructura que lanzó el kirchnerismo.
El tramo en conflicto corresponde a Salta, donde, según Enarsa, la empresa Vertua Hermanos no terminó los 203 kilómetros previstos (hizo unos 103, según Balboa), pero recibió pagos por una suma mayor al avance físico de la obra.
Final polémico
El GNA tendrá un final polémico. Balboa espera que esté terminado a fines de este año. Sin embargo, no se podrá utilizar para su finalidad original (darles gas a las provincias del Norte) porque Bolivia no está en condiciones de suministrar el hidrocarburo. Por eso, el Gobierno analiza convertirlo en un gran ducto de almacenamiento de gas en el verano para enfrentar el invierno.
Finalmente, Balboa sostuvo que Enarsa renegoció los contratos de las denominadas Ugeems (generadores medianos móviles para atender emergencias) con bajas sustanciales en los costos de alquiler para el Estado.