Así como al país le está costando comenzar a crecer después de un año recesivo, las provincias no están al margen de este escenario. De todas maneras, hay algunas más afectadas que otras. Sin tener en cuenta el perjuicio que podrían tener las inundaciones en la cosecha gruesa, que aún es una incógnita, las jurisdicciones pampeanas son las más beneficiadas en términos de crecimiento. Se debe, básicamente, al impulso que cobró el sector agropecuario tras la eliminación de las retenciones excepto al complejo sojero y de todas las trabas que existían para exportar, además del incremento de los reintegros a las exportaciones.
Un informe reciente del Ieral, de la Fundación Mediterránea, consigna que "los datos regionales muestran que hay un leve repunte a inicios de año en varios provincias", pero que "mejor le ha ido a varias provincias pampeanas (excluyendo Buenos Aires), influenciadas por los beneficios de la fuerte reducción de las retenciones en productos agrícolas".
Este conjunto de jurisdicciones "con mejor desempeño" está integrado por aquellas que sufrieron menos la recesión y aún así se recuperan a un ritmo igual o superior al promedio. Se destacan en este grupo Santiago del Estero, Santa Fe, Córdoba y La Pampa. La fuerte disminución de las retenciones agrícolas les permitió un fuerte impulso de la actividad. Es notorio si se observa el repunte en las ventas de maquinaria agrícola, el único sector que creció dentro de la industria metalúrgica.
Si bien es agropecuaria, Buenos Aires quedó afuera de este grupo de
provincias, entre varios factores, porque tuvo el impacto del mal desempeño de
la industria automotriz, afectadas por las menores exportaciones a Brasil.
A su vez, las provincias cuya actividad económica cayó más durante 2016 y que,
debido a ello, a comienzos de este año muestran un mayor repunte se ubican en el
grupo de "lo esperable".
Según el informe, un caso es el de Santa Cruz, que se había visto afectada por los bajos precios del petróleo y por la crítica situación de sus finanzas públicas, lo que no le permitió implementar una política contracíclica para revertir los efectos negativos de la recesión. Sus indicadores agrega el Ieral muestran que todavía están en valores inferiores a los de fines de 2015, pero en términos desestacionalizados se observa un cierto repunte. Chubut presenta una situación similar.
Dentro de este grupo también se ubica Tierra del Fuego, que además tuvo el problema de reversión de las políticas de sustitución de importaciones. "Sorprenden los mejores datos desestacionalizados de inicios de año en estas provincias, pero cabe remarcar que sus caídas en 2016 fueron muy fuertes, y todavía no han recuperado los niveles iniciales", planteó el informe.
En este grupo de "lo esperable", también se encuentran las provincias que cayeron menos durante el año pasado y repuntan menos al inicio de 2017. Buenos Aires es una; otra es San Juan, que se vio afectada por los bajos precios del oro, pero pudo neutralizar en parte la recesión con más obra pública, política que pudo aplicar gracias a sus finanzas públicas más saludables.
"La Argentina continúa con problemas de competitividad y un tipo de cambio que no ayuda. Las inversiones todavía no vienen en gran cantidad, explicado en parte por la incertidumbre política. Y el gobierno nacional y los provinciales empujan con su gasto, pero no tanto porque sus finanzas están complicadas y se están endeudando. Si al país le cuesta crecer, similar situación se da con las provincias", consignó el Ieral, al tiempo que destacó que las más perjudicadas son las que tienen mayor sesgo de "economía regional", las más intensivas en actividades agro y agroindustriales, muy intensivas en mano de obra.