La empresa San Miguel, principal productora y exportadora de cítricos frescos del hemisferio sur, va camino a consolidarse como una multinacional argentina.
Recientemente inició la emisión de hasta 67,2 millones de nuevas acciones que, finalizada la oferta pública, representarán el 9,46% del capital social. Así, los grupos Miguens y Otero Monsegur reunirán hasta US$ 49,3 millones de fondos frescos para continuar con la expansión y conservarán la mitad más uno de la compañía en partes iguales. La oferta cerrará el martes 7 de marzo.
En el último año, la empresa llegó a superar los US$ 500 millones de
capitalización bursátil y pasó a engrosar el índice Merval de la Bolsa porteña.
San Miguel se convirtió en líder mundial en procesamiento de cítricos y alcanzó
el 15% de la molienda global de limón. Además, cuenta con plantaciones propias
en la Argentina, Uruguay y Sudáfrica.
Según sus directivos, el ingreso de limones en fresco a los Estados Unidos,
que fue postergado en enero pasado, se concretará en poco tiempo. La empresa
exporta a los Estados Unidos desde sus operaciones en Uruguay y Sudáfrica. "No
tenemos ninguna duda de que pronto los limones argentinos también llegarán a los
Estados Unidos, pero no van a representar un cambio significativo en el volumen
que nosotros comercializamos", afirmó Romain Corneille, CEO de San Miguel.
La empresa exporta más de 100.000 toneladas anuales de frutas frescas y procesa
otras 400.000 toneladas de cítricos en sus tres plantas industrializadoras
repartidas entre la Argentina, Uruguay y Sudáfrica. En el prospecto enviado a la
Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la firma aclara que la apertura del mercado
estadounidense no generaría un impacto sustancial directo en los números de la
firma en el mediano plazo, ya que los requerimientos del mercado estadounidense
para 2017 ascienden a sólo 5000 toneladas y que esa cifra representa apenas el
2,5% de la facturación de la compañía.
La historia
"En mi familia siempre supimos que San Miguel se quedaría con nosotros por muchos años, a tal punto que reemplazaría a la Quilmes", afirmó Gonzalo Tanoira Miguens, presidente del directorio de la citrícola San Miguel y uno de los miembros accionistas de la familia Miguens. "La Quilmes" no es otra que la gigante cervecera que acompañó los destinos de la familia iniciada por Otto Bemberg a mediados del siglo XIX. "Casualmente la salida de mi familia de Quilmes -se vendió al grupo belga-brasileño AmBev por unos US$ 1800 millones, entre 2002 y 2006- coincidió con la intención de la familia Otero Monsegur de consolidar nuestra posición en San Miguel", recordó el empresario.
Para Martín Otero Monsegur, vicepresidente del directorio, en 2007, cuando consolidaron su posición de liderazgo en la empresa, entendieron que junto a sus socios eran los mejores accionistas para ese momento de la compañía. "Así como cuando mi familia vendió su participación en el Banco Francés -entre 1996 y 1997, cedieron su 30% al español Bilbao Vizcaya (hoy BBVA) por US$ 374 millones- entendimos que eran los accionistas indicados para llevar el banco a otro nivel; hace alrededor de una década, nos vimos capacitados para ser los responsables de convertir a San Miguel en una multinacional de origen argentino", describió a esa etapa uno de los tres hijos del ex banquero Luis Roque Otero Monsegur.
En la recepción de sus oficinas, San Miguel se presenta como "experto en cítricos". Hoy, en la empresa, que factura más de US$ 250 millones cada 12 meses, los limones ya no son los únicos en la escena y ofrece un mix de frutas en sus exportaciones, donde el 52% lo explican los cítricos dulces (naranjas, mandarinas y pomelos).
"Hay muy pocas compañías en el mundo con el modelo de negocios de San Miguel, orientado al consumidor e integrada del campo a la góndola. Dole, Chiquita y otras firmas extranjeras relevantes desarrollaron mucho su aspecto comercial, pero tercerizan todo lo que tiene que ver con la producción. Sin embargo, los consumidores son cada vez más responsables sobre el origen de esos productos y entonces el modelo de esos competidores está en creciente cuestionamiento. No así el de San Miguel", explicó Otero Monsegur.
San Miguel tiene 7740 hectáreas de plantaciones, entre suelos propios y arrendados, en los tres países donde opera. De ese modo, cada año, el 65% de la fruta procesada sale de sus propios campos y el resto de la cosecha es levantado por los productores asociados a los que la firma les provee el know how e incluso asistencia financiera.
"Los modelos de negocio del futuro, como Airbnb y Uber, no tienen activos propios. Eso nos lleva a replantearnos todo el tiempo el peso que debe tener la producción propia sobre el volumen total de negocios de la compañía", explicó el CEO de San Miguel, y agregó: "Bajo ese paradigma, creemos que sobre nuestra plataforma de negocios crecerá el número de productores asociados y así podemos también expandir raídamente el volumen de negocio de la firma".
A su vez, Otero Monsegur recordó las cifras de cajas de frutas despachadas desde Sudáfrica hace sólo tres años. "Eran menos de un millón, mientras que en 2016 exportamos cinco millones de cajas, es decir, más de lo que vendimos desde la Argentina", asegura el también director de la agropecuaria Ganagrin.
San Miguel pasó de facturar US$ 69 millones en 1997; un promedio de US$ 100 millones anuales durante más de una década; hasta los US$ 200 millones que genera, en promedio, cada ejercicio, en los últimos años. Para Tanoira Miguens, una de las razones que explican este crecimiento está en la relación que tienen las dos familias y "pasa por un consenso claro de a dónde queremos llegar".
500
Millones de dólares
En 2016, San Miguel superó esa cifra en capitalización bursátil y es una de las principales compañías del índice Merval de la Bolsa de Comercio. Tiene plantas industrializadoras en Uruguay, Sudáfrica y la Argentina.