El cultivo de lenteja está considerado uno de los más antiguos realizados por el hombre. Este alimento es utilizado desde hace más de 8000 años, pero no se lo conoce como un cultivo silvestre. En el año 2200 a.C., los egipcios ya lo consumían. Sus orígenes se ubican en Irak. Luego se expandió en primer lugar a los países limítrofes, para luego ser introducido en Europa, desde donde se difundió al resto del mundo.
Ricas en hierro, las lentejas son poco incluidas en la dieta argentina: en el país sólo se consumen 140 gramos per cápita al año. La zona de producción tradicional en la Argentina se halla ubicada en el sur de la provincia de Santa Fe y en el norte de la provincia de Buenos Aires, donde el cultivo se realiza en forma extensiva, de secano y durante el invierno.
En la actualidad, la principal provincia productora de lentejas es Santa Fe (de allí surge el 99% de la producción nacional de este cultivo). El 1 % restante corresponde a las provincias de Buenos Aires y Córdoba. Según el Senasa, las exportaciones de lentejas en 2016 fueron de 5836 toneladas y tuvieron como principal destino Portugal.
En el mundo, la producción de lentejas asciende a 3.850.000 toneladas. Y se destacan como principales países productores: India (29%), Canadá (24,5%), Turquía (14,5%), Australia (5,7%), Estados Unidos (4%) y China (3,9%), que obtienen el 81% del volumen global.
Los principales consumidores se concentran en Asia, el norte de África, Europa Occidental y parte de América latina. Los mayores importadores son Argelia y Egipto, seguidos por Bangladesh, Sri Lanka, India y Pakistán. En Europa sobresalen España, Francia, Italia y Alemania. En América latina los países de la Comunidad Andina y Brasil integran un mercado importador de aproximadamente 140.000 toneladas.