Finalmente, el efecto Donald no fue tan grave, ya que la recepción de los
mercados a sus dichos y hechos y la reciente confirmación de la política
monetaria de la Reserva Federal, indican una imprevista normalidad.
Las necesidades de financiamiento presupuestadas a nivel nacional, para este
año, requieren un 54,2% de aumento en las disponibilidades, que deberían
alcanzar los M$ 613.585, algo así como un 6,2% del PBI. Aunque ello incluya
renovaciones de vencimientos de deuda vieja, es todo un número.
Por su parte, el Ministro dijo que su programa financiero contempla MU$S
41.000 de demanda: 20.000 por deuda nueva y 21.000 por refinanciaciones. Esta
cifra supera los 7 puntos del PBI nominal que, como se sabe, aumenta en dólares
si se atrasa el Tipo de Cambio.
Con préstamos bancarios internacionales y colocaciones en los mercados de
Bonos, a tasas bien razonables (6,3% a 10 años), juntó MU$S 13.000 que se suman
a una colocación en pesos por el equivalente a MU$S 725. Esto demuestra que
tiene cubierto 1/3 de las necesidades de financiamiento. Es decir que, por
cuatro o cinco meses, no habría que volver a pedir plata. Por su parte,
consiguió en el mercado interno, colocar Letras en dólares por MU$S 1.947 que,
aunque vencen a corto plazo, aumentan la cobertura de financiamiento del 33,5 al
38,2% del total anual.
Tanto creció el ingreso de dólares, todavía no usados, que las Reservas del Banco Central superaron los MU$S 46.650, lo cual permitiría –una vez que se retire el exceso de liquidez que existe siempre en época de vacaciones- alcanzar un Dólar “flotante de convertibilidad”, de $/U$S 16,20 durante el mes de febrero. Todo el mundo dice que no estamos en convertibilidad, pero en todos los bancos y Fondos de Inversión, se mide siempre, en silencio, la “divergencia” entre aquél Dólar y el de mercado que, en este contexto, acabaría por desaparecer durante febrero. Si bien las Reservas se gastarán, su venta implica que se absorberán pesos, a medida que se liquiden los dólares de la deuda en el mercado.
Blanqueo y recaudación
Ayer se conoció la recaudación tributaria de enero que, por supuesto ayudada
por M$ 7.670 del blanqueo, dan un incremento total de los recursos tributarios
de un 30% (25,2 de aumento, sin el blanqueo). La cifra supera holgadamente la
inflación que espera el Gobierno Nacional y los aumentos paritarios que los
Gobernadores de todas las provincias (María Eugenia Capitana) piensan
plantearles a los docentes (18%).
Salta a la vista que, deducido el efecto del blanqueo, la recaudación de los
principales impuestos ligados a la actividad económica interna, es impactante:
37,2% en IVA de la DGI; 80% en Internos coparticipados (fuerte aumento de los
patentamientos de automotores) y 35,9% en el Impuesto al Cheque. Todos estos,
sumados a los tres rubros en combustibles, dan un incremento ponderado del 41,1%
(por fuente interna).
Puede decirse que no quedan dudas acerca de los primeros brotes verdes, que
se fueron confirmando durante enero, con indicadores tales como las ventas de
autos, motos, maquinaria agrícola, inmuebles y despachos de cemento. Aunque
todavía no entró el grueso de la cosecha y principalmente se está exportando
trigo y cebada (no pagan retenciones), los Derechos de Exportación aumentaron
25,6% sobre la base muy alta de enero de 2016, cuando salió la cosecha guardada
a la espera de la devaluación y la eliminación de Retenciones (diciembre de
2015).
¿Para cuándo, Nico?
El trabajo de Caputo, el logro de un nivel de Reservas consistente con el
respaldo a la Base Monetaria, la aparición evidente y comprobable de los brotes
verdes y los anuncios en materia de tarifas eléctricas (menos subsidios), crean
un panorama fiscal muy alentador y debería verse traducido en una rebaja en la
tasa de inflación esperada.
Se diga lo que se diga, la inflación no es la sumatoria de aumentos aislados
como los de la luz, el gas, las pre-pagas, los peajes, etc.. Estos son apenas
síntomas de la enfermedad y ésta se debe al financiamiento monetario del déficit
público, emitiendo pesos desde el Banco Central. El año pasado se emitieron M$
160.000, lo que justificó una inflación piso del 25%. Para este año, el ex
Ministro Prat Gay preveía M$ 120.000; lo que pondría un piso del 15% a la
inflación anual.
Si en el primer semestre, por los resultados del blanqueo, los ingresos de
dólares por deuda y la mejora tributaria, las transferencias fueran nulas y el
Tesoro se financiara 100% con deuda (emisión cero para el fisco), el piso
inflacionario podría bajar a un 7% anual, supuesto un crecimiento de la economía
del 3%. Es una oportunidad que NO DEBEN DEJAR PASAR.
¿Serán estas buenas noticias, que ¡por fin¡ aparecen, las que lo tienen
callado al Ministro Dujovne, alias “Nico”?. Habló hasta por los codos, antes de
asumir, cuando el Presidente le dijo que “cambie la cara”. Pero luego se llamó a
silencio y podría estar haciendo un trabajo de picapiedra, con la Hacienda
Pública. El pasado miércoles estuvo en Olivos con todo su equipo, presentándole
su Programa al Presidente. Una semana después, no se conocen anuncios, aunque en
el manejo de la Hacienda, se pueden hacer muchas cosas sin decir nada en
público.
Cuando se redacta un Presupuesto, en una economía inflacionaria, suelen haber
Partidas que se incrementan “por las dudas”, dada la inflación esperada. La
misión de un buen Ministro es “descremar” ese Presupuesto, sub-ejecutándolo o
demorando el libramiento de partidas de gasto prescindible.
Un ejemplo simple es el incremento previsto en los llamados Gastos de Consumo
(no salarios) del Gobierno Nacional que, increíblemente, sería del 26,2% este
año, cuando la inflación que espera ronda el 18/20%. El trabajo de ahorrarse 6 a
8 puntos de crecimiento en dichos gastos, es relativamente fácil de hacer. A lo
mejor es lo que está haciendo “Nico”.
De cualquier manera, lo mejor es un Programa de revisión integral de todas
las Partidas, para aliviar a la economía privada de tener que sostener, con
impuestos e inflación, un Gasto Público tan exagerado como insostenible: la
gente más joven que uno, debería saber que -hace unos veinte años- el Gasto
Consolidado de los tres Gobiernos (Nación, Provincias y Municipios) no alcanzaba
a 30 puntos del PBI y hoy estaríamos superando los 43 puntos. Por alguna razón
la economía no crece y el costo argentino es tan insoportable que hace posible
el auto-pago de los viajes de compra a Chile y Paraguay.
Dujovne prometió una reforma tributaria integral y blanqueo laboral, antes de
asumir.
¿Para cuándo, Nico?.
Fuente: Años de Campo