Tanto la producción como el consumo de carne porcina tocaron un nuevo techo durante el año pasado. Apuntalada por un mayor consumo por habitante y por el alza de los precios en los cortes de otras carnes, como la vacuna o la aviar, la producción de carne de cerdo superó por primera vez las 500.000 toneladas, lo que implicó un crecimiento del 6% frente a 2015.
El mayor consumo se tradujo en un promedio de 12,5 kilogramos al año por persona, lo que confirmó la tendencia de incremento ininterrumpido en el consumo de este tipo de carne en los últimos 15 años. Los datos fueron provistos por un informe realizado por la Bolsa de Cereales de Córdoba, que a pesar de repasar los números crecientes de la industria advirtió que referentes del sector reconocieron una pérdida de rentabilidad frente a años anteriores, principalmente por el aumento de costos.
Estos fueron compensados en alguna medida con la suba de precios. En este sentido, la carne porcina tuvo alzas cercanas al 25%, mientras los precios minoristas del pollo crecieron cerca del 50% y de la carne vacuna un 40%, según se desprende de un informe de la consultora IES.
La mayor demanda de la carne de cerdo también implicó mayores importaciones
de productos cárnicos porcinos. Las mismas aumentaron un 157%, unas 17.000
toneladas frente a 7000 del 2015, lo que se tradujo en el mayor volumen de los
últimos cuatro años. "Este gran incremento en términos relativos se debe a una
baja base de comparación del 2015, ya que en la perspectiva histórica las
importaciones continúan por debajo del promedio", destacó el informe. Así y
todo, en términos de consumo interno de carnes porcinas, las importaciones
representaron sólo un 3% del total, y por primera vez, las exportaciones fueron
levemente superiores a las importaciones.
En términos de consumo de carne rojas en el país, el consumo porcino representó un 11% del total, detrás de la carne bovina (51%) y la carne aviar (38%). Durante 2016, en total el consumo de carnes rojas alcanzó 110,5 kilogramos por habitante, representando una caída de 2,9% frente a 2015. La carne de cerdo y de pollo lograron la mayor participación histórica respecto del total, tras representar el 49% del consumo.