El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) reitera las recomendaciones y precauciones que se deben tener en cuenta por parte de los consumidores para evitar contraer triquinosis.
Se aconseja el consumo de carne de cerdo, chacinados, salazones y ahumados que provengan de establecimientos habilitados y no de lugares informales, donde no se aseguren los correspondientes controles, la inocuidad y la trazabilidad de los productos adquiridos. Es importante que la mercadería posea etiqueta y/o rótulo que certifique su origen.
La prevención también debe trasladarse a los hogares: es importante cocinar correctamente la carne hasta que su interior pierda el color rosado, a fin de prevenir la transmisión de la enfermedad.
Tomar conciencia sobre la importancia de prevenir la triquinosis permitirá modificar ciertas prácticas culturales en el consumo de alimentos, promover una alimentación responsable, evitar riesgos y consumir alimentos seguros.
La enfermedad
La triquinosis es una enfermedad parasitaria que fue diagnosticada por primera vez en la Argentina en 1898. Las personas se enferman al consumir carne insuficientemente cocida o productos sin cocción, elaborados con carne de cerdo o de animales silvestres –como el jabalí o el puma– que contienen en sus músculos larvas de parásitos del género Trichinella.
Una vez que las personas ingieren los productos infestados, las larvas migran por el torrente sanguíneo hacia los músculos, donde se alojan, y provocan fiebre, hinchazón de párpados, dolores y dificultades motrices; incluso pueden ocasionar la muerte.
En la faena doméstica y la carneada de cerdos en el campo –hábitos difundidos en la población rural y periurbana– se utilizan carnes sin cocción, con lo cual los chacinados, embutidos y salazones resultantes pueden contener larvas de los parásitos que producen la enfermedad.
Condiciones de crianza
La ocurrencia de esta enfermedad en los animales se ve favorecida por la crianza de cerdos en condiciones precarias, con acceso a basurales y presencia de roedores. Los cerdos parasitados no presentan signos clínicos ni su carne muestra cambios en su aspecto, color, olor o sabor.
Dado que no existen vacunas ni tratamientos para administrar en el animal vivo, las medidas de prevención consisten, principalmente, en mantener la higiene durante la crianza de los cerdos y realizar una prueba diagnóstica (por digestión artificial) luego de la faena y antes de la preparación y consumo de los chacinados.
Por tal motivo, el Senasa recomienda a los criadores mantener el ambiente de crianza en condiciones higiénico-sanitarias apropiadas, alimentarlos adecuadamente y evitar que estén en contacto con la basura e ingieran desperdicios. Asimismo, resulta muy importante combatir la presencia de roedores, ya que son posibles portadores de la enfermedad.