Antes de salir a cosechar es importante prever algunas regulaciones que permitirán enfrentarse a la situación desencadenada por los excesos hídricos, que a mediados de enero lleva más de 25 días con lluvias de entre 350 a 500 mm.
En la zona central de la provincia de Santa Fe, el girasol avanza con su madurez fisiológica y se apresta para ser cosechado. El cultivo se observa con su anclaje deteriorado, principalmente en los lotes de siembra directa, con frecuente presencia de planta inclinadas o volcadas. Además de ello, algunos capítulos comenzaron a tocar el suelo sobresaturado o con agua, presentando semillas brotadas. También comienza a observarse capítulos con ataque de “Rhizopus Sp”, que produce «la podredumbre negra» y posterior descomposición del capítulo.
Frente a estas circunstancias las pérdidas pueden llegar a ser muy elevadas, es por ello que antes de iniciar la cosecha, es importante que el productor analice ciertas prioridades como las que se describen a continuación.
En primer lugar, es importante tener un panorama lo más claro posible de las condiciones del cultivo, es decir del nivel de humedad del grano a cosecha y cuantificar las zonas anegadas, además del porcentaje de vuelco de plantas. Esto determinará la factibilidad de inicio de cosecha, dado que los que presenten mayor porcentaje de plantas caídas o peligrosamente inclinadas (más de 45º) deberán realizarse primero, aún con humedades en semillas entre 16 y 18%.
Se deberá dar prioridad a los lotes que presenten enmohecimiento y hasta podrido de los granos, en los capítulos. Todavía no se conoce si se realizará una revisión de las tolerancias de las Normas de calidad de recibo en función del año anormal.
En segundo lugar, habría que asumir el costo extra del servicio de secado, de casi la totalidad de los granos cosechados. Por otra parte, no es recomendable el almacenamiento en bolsas plásticas bajo estas condiciones y además con alta humedad del grano, que seguramente superará el 14%; esto porque se arriesga la total descomposición de la masa granaria almacenada.
En tercer lugar, es importante conocer la cercanía de la napa freática en los lotes, dado que una capa superficial seca no asegura la cosecha; especialmente en suelos donde la napa puede estar a unos 0,8 m de profundidad. Pues se debe pensar que por más flotabilidad que se le pueda dar a los equipos de cosecha, el suelo debe por su parte generar sustentabilidad durante la rodadura.
En un cuarto orden, frente a esta situación de falta de piso, se debe calcular los mayores costos del servicio de cosecha y además considerar que el tiempo de la campaña será más extendido, por las dificultades propias que pueden generarse en cada lote.
Esta última apreciación debe decidir ampliar o no el frente de trilla, o sea si con una sola cosechadora es posible levantar la cosecha o no, en función del posible deterioro por demoras (evolución del brotado, podrido u olores objetables).
De acuerdo al equipo de cosecha que pueda conseguirse o elegir, en general puede decirse que es preferible, dadas las pésimas condiciones en el área central santafecina, utilizar cosechadoras de la Clase 4 a la 7. Al respecto debe considerarse que cuentan con un stock limitado de componentes para adecuar su equipo para éstos eventos climáticos. El valor de cosecha es un 50 a un 70% superior, comparado con una situación normal de piso y condiciones del cultivo.
Regulaciones del cabezal y la cosechadora
Es importante que las bandejas del cabezal de captación de capítulos sean
coincidentes entre las líneas de siembra del cultivo, cuando esto no ocurre
obliga a realizar un trabajo con zigzagueo. Las pérdidas por capítulos no
captados o desgrane por golpe de sus punteras, aumentan irremediablemente.
Normalmente las empresas fabricantes de cabezales girasoleros suelen ofrecer kit
que permiten una aceptable recuperación de capítulos en cultivos caídos o
revolcados (Fig. 1). Nunca se debe improvisar ganchos soldados en el extremo de
las bandejas, dado que pondrá en riesgo su integridad estructural (Fig. 2).
En todo momento las bandejas del cabezal deben conservar una inclinación hacia
atrás, no menor a 4º. Para trabajar en cultivos algo revolcados o caídos, es
necesario que las bandejas se mantengan fijas, en una posición media o baja,
respecto de la masa de capítulos a recolectar y sea el “kit alza tallos”, el que
copie el suelo.
La pantalla del cabezal debe posicionarse con una inclinación que permita acomodar y acompañar los capítulos, dejando una apertura inferior de unos 15 a 20 cm, respecto de las bandejas de captación. Si la regulación es correcta, la barra de corte dejará tallos remanentes en los capítulos recolectados de solo unos 15 a 25 cm (aproximadamente).
Los capítulos así cortados serán tomados por un molinete con dedos en
posición helicoidal, los cuales deben regularse de 3 a 5 cm sobre el canal de
entrada generado entre los pliegues de las bandejas.
Para una correcta trilla, “todas” las cosechadoras deben contar con cóncavos
especialmente diseñados para lograr el desgrane de los capítulos, dañándolos lo
menos posible. Se aconseja aquellos que son “ciegos” (sin orificios), o con
algunos de formato oblongo de unos 40 a 50 mm de diámetro mayor (Fig. 3
Debe entenderse entonces que, al necesitarse obturar parte del colado en el área de trilla, será importante el colado que se logre en el área de separación. Es por ello que se debe regular correctamente el cabezal, para evitar sobrecargar de tallos, hojas y pedazos de capítulos el área de trilla y separación.
Especialmente el excesivo desmenuzado de los capítulos, cuando su receptáculo está muy húmedo o descompuesta sus fibras, generan trozos pequeños que suelen obstruir los alveolos de las zarandas de limpieza. Este hecho si no se advierte, suele generar muy graves pérdidas de granos; literalmente queda la trilla en el campo.
El INTA aconseja una tolerancia de pérdidas totales, durante la recolección, de hasta 70 kg/ha de granos. De las cuales el cabezal suele ser responsable del 70% de ellas. Es posible que frente a estas graves condiciones se vean superadas estas tolerancias, pero mucho se puede hacer si se organiza su recolección y la cosechadora presenta un buen mantenimiento, equipamiento y el productor colabora en la puesta a punto en el lote.
Por Ing. Agr. Juan Marcos Giordano - INTA E.E.A. Rafaela