La inaccesibilidad a los alimentos, y particularmente el tema del hambre que hoy padece un amplio sector del pueblo, ha sensibilizado a quienes en las ciudades en otrora podían disfrutar, sin darse cuenta quizás, de la ventaja que representaba el surtir desde nuestros campos la totalidad del arroz, maíz blanco, caraotas, carne bovina, pollo, cerdo, huevos, café, frutas y hortalizas, logrando adicionalmente satisfacer en muy alto porcentaje, las necesidades internas de azúcar y leche, entre otros rubros.
Al cierre del 2016, no se vislumbra mejoría alguna, todo lo contrario, estamos a punto de confirmar, lo ya advertido, presenciamos el peor año agrícola del país en las últimas seis décadas, por lo tanto, se agravará la inaccesibilidad a los alimentos, más aún si consideramos que los precios internacionales y la producción interna de petróleo, no parecen recuperarse, por lo que tampoco dispondremos de los más de 12.000 millones de dólares necesarios para importar alimentos en las cantidades requeridas durante el 2017.
Afortunadamente, los gremios agrícolas de manera acertada han asumido una trascendental campaña de difusión dando a conocer no solo las verdaderas causas del desabastecimiento de alimentos, y de la importancia de garantizar rentabilidad a la actividad agrícola y agroindustrial, sino que hemos logrado crear conciencia de las infinitas potencialidades del país para salir adelante.
Esa necesaria conexión entre los sectores agro productivos y la sociedad, sin duda es muestra de la madurez que venimos alcanzando. Esta lección dejada por la crisis actual es una ventaja importante, de grandes beneficios para todos. Al lograr superar este oscuro momento político e iniciar la reconstrucción nacional, ya hemos tomado plena conciencia, que la agricultura, ganadería y agroindustria están llamadas a ser base fundamental de una economía sana, próspera y diversificada.
Ese país agrícola esta allí, esperándonos en un futuro muy cercano, siempre y cuando decidamos seguir trabajando juntos por ella. Crecer en agricultura y ganadería en Venezuela, hasta transformarnos en una nación agroexportadora, no solo es posible, es imprescindible.
Se nos acaba el tiempo para lograr cumplir el sueño de “sembrar el petróleo”, si consideramos los pronósticos, que tan pronto como en el 2030, a nivel global sólo será una de las cinco fuentes principales alternativas de energía en el mundo.
Hemos aprendido, dos grandes lecciones. Ese país que pretendió vivir por siempre de la renta petrolera, es insostenible. La segunda, todos los días, tres veces al día, necesitamos a miles de hombres y mujeres dispuestos a entregarnos el resultado de su esfuerzo en nuestros campos agrícolas, porque sin agricultores, y ganaderos venezolanos, no hay comida.