-¿Cómo la están pasando los frigoríficos consumeros?
-La industria está atravesando una situación muy mala, de quebranto. Realmente se pierde plata y esto nunca ocurrió antes. Es un momento muy angustiante. La causa se debe a la informalidad existente en la faena que genera distorsiones muy importantes en el mercado. Estos sectores venden la carne a menor precio que los frigoríficos que están en regla. A lo que hay que sumar una enorme cartelización de quienes compran los sub productos, cuero, sebo y menudencias, que manejan a su antojo los precios. El recupero es un valor muy importante de la industria frigorífica.
-¿De esta competencia desleal, usted responsabiliza a las cooperativas de trabajadores?
-En realidad son pseudocooperativas. Los trabajadores se hicieron cargo pero no tienen capital de trabajo para operarlas. Entonces terminan siendo una pantalla, las toma un matarife o grupos de matarifes, que ponen las vacas y no pagan impuestos. Estos empresarios son los verdaderos responsables y beneficiarios de la evasión. Responsables porque es el que evade a nombre de la cooperativa y beneficiario porque además no paga ni las cargas sociales, ni los sueldos de convenio. En un frigorífico mediano que faena 800 cabezas por semana, este beneficio extra alcanza los 2 millones de pesos mensuales.
-¿Cuántas pseudocooperativas están operando?
-Importantes hay seis o siete, pero hay que tener en cuenta que representan el 11% de la faena de Buenos Aires. Esta cifra distorsiona toda la cadena. Fue Guillermo Moreno el que dio impulso con el argumento de recuperar empresas para los trabajadores y que si no se pagaban impuestos el consumidor obtenía carne más barata. Lo cual es una estupidez de las tantas que hizo Moreno.
-¿En cuánto se calcula la evasión enla carne vacuna?
-En 10.000 millones de pesos. Es un número muy importante.
-¿Cómo se resuelve el tema de la evasión en las carnes?
-Tiene posibilidades de resolverse a corto plazo si se toman las pocas medidas que hay que tomar. La primera es designar a Marcelo Rossi la persona en el control de la comercialización agropecuaria. Hace cinco meses está trabajando ad honorem en el Ministerio de Agroindustria y sin tener ningún cargo logró armonizar un mecanismo de control comercial apoyado por toda la Mesa de las Carnes.
-¿En qué consiste el sistema?
-Básicamente en un pago a cuenta de IVA y de ingresos brutos de modo que nadie puede escapar. La hacienda que ingresa a un frigorífico ingresa sin poder incorporarse a la lista de matanza. Queda bloqueada hasta que el comprador de la hacienda, puede ser el frigorífico o el matarife, pague vía internet este anticipo por cabeza de 70 pesos para ganancias y 40 pesos por ingresos brutos. Si en la AFIP no aparece el pago a cuenta no se desbloquea la hacienda. Todos estarían obligados a este pago, incluidas las cooperativas y las pseudo cooperativas que no quedarían eximidas. Esto generaría un cierto grado de igualdad.
-¿Cómo se resuelve el doble estándar sanitario que genera la informalidad?
-Es imprescindible entender que la faena no concierne a la salud animal sino a la salud pública. La sanidad animal termina cuando la vaca llega al frigorífico pero cuando se convierte en carne, la media res, pasa a ser alimento, ya es salud pública. La sanidad animal es una de las facultades que las provincias no han delegado a la Nación, entonces hoy tenemos 24 condiciones sanitarias distintas y lo que la Argentina necesita para bien de sus consumidores es un sólo status sanitario.
-¿Es optimista de lo que viene en la ganadería?
-Creo que están dadas las condiciones para crecer y recuperar el stock perdido. Y también están las condiciones como para comenzar a producir eficientemente. Nos tenemos que sacar el estigma que somos un país rico.