CÓRDOBA.- Las inundaciones y anegamientos complican desde hace unos tres años
al 8% de las tierras productivas de esta provincia. El problema no es exclusivo
de los departamentos del sur, también al norte, en zona de pie de sierras, hay
campos que pelean contra el agua y enfrentamientos con vecinos que los acusan de
drenar hacia ellos. La Sociedad Rural de Jesús María eligió un caso de Estación
General Paz como "modelo" de manejo integral.
A unos 45 kilómetros al norte de la capital provincial, las 500 hectáreas del
campo "Lo de Huaco", de Luis Castillo, registraron problemas porque las
corrientes de agua que bajaban de las sierras deterioraban el suelo. Hace un año
tomó la decisión de estudiar posibles soluciones de ingeniería. "La rotación de
cultivos es una práctica que tuve desde siempre, pero que no alcanzaba",
describió a la nacion.
Construyó terrazas, lagunas de retención y avanzó en el manejo sistematizado
lote por lote. Estimó que la "inversión" fue de dos quintales de soja por
hectárea. "Valió la pena porque hay menor daño, el suelo retiene más la humedad,
se retarda la evacuación del agua y todo se traduce en un aumento del
rendimiento de unos cinco quintales por hectárea", dijo el productor.
En la zona norte se viene trabajando en obras de regulación de excedentes
hídricos pluviales que bajan de las cuencas altas en época de lluvias. Son los
microembalses de retardo temporario (MRT) que financia el Ministerio de Agua
Ambiente y Servicios Públicos de Córdoba y se ejecutan con maquinarias aportadas
por el de Agricultura. Es una iniciativa público-privada coordinada por la
comunidad regional Colón y gestionada por David Torre, ingeniero agrónomo.
Se llevan ejecutados 60 MRT que permiten mitigar el efecto de crecidas en unas 35.000 hectáreas de Sinsacate, Jesús María, Estación General Paz y el oeste de Colonia Caroya. También se construyeron algunos en cuencas de aporte del río Pinto.
Torre explicó que las obras permiten "demorar" el agua en los lugares que cae y "darle tiempo" a que infiltre en los suelos. El 97% de los suelos de las cuencas hidrográficas cordobesas son agrícolas. En "Lo de Huaco" se ejecutaron curvas de nivel lote por lote, como "lomas de burro" que se construyen en las rutas para frenar la velocidad de los autos, pero en este caso en el campo para el agua.
Torre advirtió que para las grandes correntadas son claves, en simultáneo, los pequeños diques temporarios que cubren unas dos hectáreas en promedio. Cuando llueve, suelen llenarse en 4-5 horas y vaciarse a las 20 o 22 horas.
En el campo de Castillo hicieron un microembalse que achicó el tamaño de una alcantarilla del ferrocarril "para que retenga más agua todavía". A las obras, por supuesto, hay que acompañarlas con prácticas conservacionistas.
"No vale de nada hacer un buen camino rural si es el mismo usuario quien muchas veces evacúa intencionalmente los excedentes a esa vía que termina llevando millones de litros de agua a los pueblos", agregó.
Luis Picat, presidente de la Sociedad Rural de Jesús María, indicó a la nacion que "Lo de Huaco" es un ejemplo de la puesta en marcha de obras que absorben el agua, complementadas con las que la demoran y las buenas prácticas agrícolas. "Mejora el suelo, redunda en un mayor rinde y no se inunda a otros", afirmó.
En tanto, Torre enfatizó que al suelo "hay que darle mayor esponjosidad" a través de un manejo agronómico, "sembrar cultivos que lo beneficien y hacer las rotaciones correspondientes".